India llama a la calma en su primer día de reclusión

Pero lo peor es que el pánico, la incertidumbre y el caos marcaron ayer la primera jornada de reclusión en un país con 600personas afectadas de coronavirus y 10 fallecidas. Es por ello que las fuerzas del orden público tuvieron que emplearse a fondo para garantizar, incluso a a base de palos, las medidas de distanciamiento social y el cumplimiento del confinamiento «total» decretado durante 21 días.

India se enfrenta al gran reto de mantener el abastecimiento de productos y servicios básicos a 1.300 millones de personas, un quinto de la pobación mundial, que han sido enviadas a sus casas. Pese a que en un principio se anunció que las tiendas de comestibles y de productos o servicios esenciales permanecerían abiertas, gran parte del comercio no levantó ayer la persiana. Una situación que generó miedo e incertidumbre.

La suspensión del transporte público impidió a muchos trabajadores acudir a sus puestos de trabajo en las tiendas de comestibles o farmacias. Otros, en cambio, tuvieron que realizar grandes trayectos a pie para lograr mantener la actividad. Toda esta desorganización provocó grandes aglomeraciones frente a las pocas tiendas que se mantenían operativas ayer en Nueva Delhi, donde las existencias disponibles se agotaron en poco tiempo.

La supresión del transporte, que también afecta a los trenes y a los vuelos, ya había obligado a muchos trabajadores que se desplazan hasta la capital a quedarse allí atrapados el martes. A numerosos empleados no les han permitido regresar a los pueblos por temor a que expandan en ellos el virus. Situaciones dramáticas que muestran el estado de ánimo en que se encuentra un país donde las fuerzas de seguridad se están ensañando con la población para garantizar la seguridad. Hasta el punto de que incluso recurrieron a métodos poco ortodoxos.

En la ciudad de Baliguda, la Policía obligó a a quienes incumplían la orden de reclusión a posar con mensajes como 'Soy una persona egoísta. Puedo poner a la sociedad en peligro por vagar por ahí y no lo siento'. Con este tipo de medidas y otras de represión tratan de disuadir a la población a que se abstenga de salir a la calle a lo largo de estas tres semanas.

El personal sanitario, por su parte, denunció ayer que se están enfrentando al acoso y estigmatización ante el miedo de la ciudadanía a que puedan contagiar este maldito virus. Esta situación ha llevado al Gobierno de Narendra Modi a llamar a la calma a la población en el primer día de confinamiento. «En estas horas de crisis, los que llevan batas blancas son la encarnación de Dios. Hoy están salvando vidas, poniendo las suyas en peligro», ha asegurado el primer ministro a través de una videoconferencia.

El ministro de Sanidad de India, Harsh Vardhan, explicó ayer que el personal médico y otros trabajadores que hacen frente a la actual emergencia sanitaria «están siendo apartados en complejos y sociedades residenciales. Los caseros están amenazando con echarlos por temor a la infección Covid-19. Por favor, que nadie entre en pánico».

Sin embargo, el confinamiento de la India, una de las economías fuertes del mundo, representa también un problema para el mercado global de medicamentos genéricos. Pese a que de momento aseguran que no hay problemas, podría afectar seriamente a la producción. De hecho, el Ministerio de Comercio prohibió ayer la exportación de Hydroxychloroquine, usada para el tratamiento de la malaria, y recientemente y de manera experimental para la prevención del coronavirus. Del mismo modo que un día antes se impidió que salieran del país geles desinfectantes, equipo médico para la asistencia respiratoria y material para máscaras, fundamentales para tratar casos crónicos del virus.