«Las confesiones forzosas de China son una estrategia de terror político»
Peter Dahlin | Fundador de Safeguard Defenders ·
El activista sueco que ha logrado la revocación en Europa de la licencia de la cadena oficial china exige que no se anteponga el negocio a los valores
zigor aldama
Sábado, 20 de febrero 2021, 00:20
Peter Dahlin conoce bien la cara más oscura de China. No en vano, fundó la organización activista China Action para contribuir a la batalla legal contra diferentes injusticias que se sufren en el gigante asiático. Trabajó con abogados locales en litigios de carácter social y político, hasta que él mismo cayó víctima de la campaña de represión conocida como 709, que se saldó con el arresto de más de 300 letrados y activistas. Dahlin fue detenido en enero de 2016 cuando trataba de salir del país. Entonces comenzó una pesadilla que solo concluyó tras la grabación de una confesión forzosa que luego emitió la cadena oficial CCTV. Ahora se ha establecido en Madrid, desde donde dirige Safeguard Defenders.
- ¿Qué le sucedió exactamente en China?
- Varias de las personas con las que trabajaba fueron arrestadas y desaparecieron en el sistema de las 'cárceles negras' durante la redada del 9 de julio de 2015, así que ya estaba preparado para que arremetieran contra mí. Me detuvieron junto a mi novia y a otros compañeros, y a varios nos forzaron a grabar una confesión falsa leída que se emitió en CCTV.
- ¿Por qué accedió a decir que su trato fue justo y que había violado la ley?
- El 99,96% de los casos en China acaban en condena. Eso quiere decir que, si te arrestan, vas a acabar en la cárcel. Lo único que puedes hacer para reducir la condena es confesar. Además, en su mayoría, la gente cede tras prolongados períodos de tortura psicológica y física. En el caso del abogado Wang Yu, que se negó, incluso torturaron a su hijo adolescente. Yo, como extranjero y activista pro derechos humanos, no la sufrí. Pero mi novia fue internada en la misma cárcel secreta y los agentes me dijeron que la retendrían incomunicada hasta que saliese yo, lo cual fue suficientemente elocuente.
- Después de su deportación, se ha visto un aumento relevante de confesiones forzosas.
- Sí, se ha convertido en una táctica habitual para amedrentar a abogados y periodistas. Algunas se han emitido incluso a nivel internacional a través de CGTN -la rama global de la televisión estatal china-. Por eso decidimos contactar con víctimas de estas confesiones, tanto chinos como extranjeros, y logramos probar que se trata de una estrategia de terror político que viola los derechos humanos. En casos como el de Simon Cheng, que trabajaba en el Consulado de Reino Unido en Hong Kong, el Gobierno chino incluso utiliza estas confesiones de extranjeros para lanzar advertencias a otros países.
LAS FRASES:
Torturas.
«Me amenazaron con dejar a mi novia incomunicada hasta que saliese yo de la cárcel»
Geopolítica.
«A largo plazo, China puede suponer una amenaza para los sistemas democráticos»
- Ahora hay dos canadienses acusados de espionaje en un caso que enfrenta a ambos países. ¿Cree que también aparecerán confesando?
- Vamos avanzando poco a poco, y creo que los dos Michaels -Kovrig y Spavor- no han aparecido en televisión gracias a la investigación que lanzamos en Reino Unido con el caso de Peter Humphrey. China está invirtiendo miles de millones de euros en medios de comunicación para extender su visión del mundo y, si ve que estas confesiones forzosas le provocan problemas, las evitará.
- Reino Unido ha retirado la licencia a CGTN, y eso ha provocado que 32 países europeos -incluida España- dejen de emitirla. ¿En qué han basado su caso?
- Hemos trabajado con cuatro denuncias. Comenzamos con las confesiones forzosas de tres personas, porque la normativa deja claro que las cadenas deben acatar la convención europea de Derechos Humanos. Y emitir confesiones que se han logrado mediante torturas antes de que se haya celebrado el juicio es una violación clara. Esperábamos ganar ese caso. No obstante, el que ha prosperado es el cuarto, basado en la prohibición de que una cadena pertenezca a un partido político. Y ha sido fácil probar que CCTV y CGTN están controladas por el Partido Comunista.
- Muchos le acusan de agente antichino. ¿Cuál es su objetivo, dejar sin voz a China en Occidente?
- No queremos eliminar los servicios internacionales de CCTV, porque creemos que la prensa, aunque sea propaganda, tiene derecho a operar en igualdad de condiciones dentro del marco legal. El objetivo es acabar con sus violaciones de los Derechos Humanos y que dejen de participar en la extracción forzada de esas confesiones. En China seguirán operando con impunidad, pero debemos evitar que lo hagan también en el resto del mundo.
- ¿Considera a China un peligro para los sistemas democráticos?
- A corto y medio plazo no creo que sea una amenaza como lo fue la URSS. A largo plazo, sin embargo, puede serlo. Su poderío económico hace que muchos países occidentales dejen a un lado sus valores. Sucede a pesar de que sabemos que es una ilusión, y que, en muchos casos, las inversiones y el comercio no son tan relevantes. España es un buen ejemplo de ello. El peligro está en que consintamos las violaciones de China para hacer dinero con una moderna dictadura neofascista que está tratando de dividir a la Unión Europea y reescribir las reglas internacionales.
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