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El café iraquí que nunca cerró

El café iraquí que nunca cerró

La tetería Shabandar en Bagdad celebra un siglo con las mesas a rebosar, señal de que el terror en el país da paso a la vida

Mikel Ayestarán

Corresponsal. Bagdad

Sábado, 2 de diciembre 2017, 01:10

Imposible encontrar un hueco para sentarse a tomar un té o fumarse una pipa. La tetería Shabandar, situada a pocos metros del lugar en el que la histórica calle Al Mutanabi de Bagdad se encuentra con el Tigris, está llena. Su dueño, Mohammed ... Al-Khashali, pide paciencia y su voz es muy respetada. Desde 1963, este hombre no ha abandonado su posición a la entrada de un café abierto en 1917 y que estos días cumple cien años de historia. En el último siglo, el Shabandar ha sido testigo de la presencia de los británicos en Irak, la caída de la monarquía, las décadas de gobierno de Sadam Husein, la invasión de Estados Unidos, la guerra sectaria entre suníes y chiíes o la amenaza del grupo yihadista Estado Islámico (EI). Al-Khashali no sabe qué vendrá ahora que la guerra contra el califato está en su recta final, pero asegura que «las cosas están mejorando y la mejor señal para comprobarlo es que la cafetería y la calles Al Mutanabi están a rebosar».

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