«Sentí pánico cuando vi que los edificios se movían»

En Ciudad de México y en once Estados, miles de personas tuvieron que salir a la calle con lo puesto para intentar salvar sus vidas mientras todo se movía a su alrededor. Muchos, presos del pánico, olvidaron llevarse consigo las mascarillas, como recomiendan las autoridades para tratar de contener al coronavirus, que ha causado ya 23.377 muertos en el país y 191.410 contagios.

«El 2020 nos quiere erradicar definitivamente. ¿Qué más se puede decir? ¿Que no sea una coincidencia o algo parecido?», se preguntaba Alejandro Santoyo, un joven capitalino. A pocos metros de él, Brandon Rodríguez contaba que acababa de dejar a un familiar en el Hospital Obregón cuando sonaron las sirenas. Decidió volver a toda prisa y oyó cómo «crujían las paredes» del lugar, que desalojó a decenas de enfermos. Numerosos pacientes fueron también evacuados en otras regiones, algunos salieron con suero puesto o en silla de ruedas. Los enfermos de Covid-19, por el contrario, permanecieron aislados en sus plantas, como manda el protocolo.

Los responsables de Protección Civil detallaron ayer que solo en Oaxaca el seísmo ha causado daños en 500 viviendas. Se han registrado además derrumbes en tres carreteras federales y cinco estatales, daños en 15 hospitales, en 55 monumentos históricos, museos, catedrales y, lo que es más preocupante: 654 réplicas, la más grande de 5,4.

La mayoría de las muertes se debió a la caída de estructuras, como la que le costó la vida a un trabajador de la estatal Petróleos Mexicanos, que se precipitó al vacío en la refinería de Salina Cruz, donde además se registró un incendio. Los servicios de rescate, por su parte, trabajaban ayer contrarreloj en el municipio de San Juan Ozolotepec, en Oaxaca, tras un derrumbe que ha dejado la localidad incomunicada y por el que se teme que haya más víctimas.