Una fina llovizna fue el preludio de lo que estaba por llegar. Las agencias meteorológicas no se equivocaron. En el momento menos indicado, la tormenta 'Grace' hizo acto de presencia ayer en el mismo lugar en el que precisamente el sábado un fuerte terremoto volvió ... a sembrar la muerte y la destrucción en Haití. En el departamento Sur las precipitaciones se tornaron cada vez más intensas durante la madrugada hasta el punto de que los equipos de rescate llegados de todas partes tuvieron que detener la frenética búsqueda de supervivientes.
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Los escombros a los que han quedado reducidos decenas de miles de inmuebles por el terremoto, de 7,2 grados, pronto quedaron anegados en agua. Incluso en algunas zonas llegaron a registrarse inundaciones que dispararon la impotencia y la desesperación, sobre todo de las miles de personas que desde hace cuatro días sobreviven a la intemperie como pueden tras haberlo perdido todo. En la ciudad de Los Cayos, una de las más devastadas por el temblor, más de un centenar de personas se afanaba ayer por reparar las cubiertas de las improvisadas tiendas de campañas en las que se refugiaban muchos niños y bebés y que fueron destruidas por 'Grace' en cuestión de minutos.
Con vientos máximos sostenidos de hasta 75 kilómetros por hora y cargada de intensas lluvias que se estima que puedan acumular cerca de 40 centímetros en algunos puntos, la tormenta diluyó aún más las esperanzas de hallar vida bajo los cascotes. La cara de frustración de los rescatistas y los residentes que escarbaban entre las ruinas lo decía todo. Sobre todo cuando tuvieron que retirarse por culpa de 'Grace', al hacer imposible los trabajos. Un olor a polvo y cuerpos en descomposición impregnaba el aire y hacía temer lo peor.
«Las operaciones de búsqueda y rescate (de las víctimas del seísmo) se verán afectadas en las próximas horas», advertía la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Entretanto, el estadounidense Centro Nacional de Huracanes señalaba que las fuertes lluvias de 'Grace' -que ayer se acercaba a Jamaica en su camino hacia la península mexicana de Yucatán- podían causar «inundaciones repentinas y urbanas y posibles deslizamientos de tierra» que sin duda agravarían la recuperación en Haití.
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El director de Protección Civil, Jerry Chandler elevó entretanto ayer a 1.419 los fallecidos y a 7.000 los heridos. Sin embargo, se teme que el número de víctimas siga al alza debido a los cientos de personas que continúan desaparecidas. Las cifras de la tragedia son escalofriantes en sí mismas. Más de 30.000 familias se han visto afectadas por el desplome o daños en sus viviendas, además de otra serie de edificios, como iglesias, centros escolares, comisarías, hoteles e instituciones sanitarias. Solo alrededor de 37.312 casas fueron destruidas por el terremoto y más de 46.000 han sufrido desperfectos.
Los datos, que ilustran la magnitud de una catástrofe de mayúscula envergadura, siguen siendo estimaciones. «Por el momento es difícil obtener un mapa completo del desastre», reconoció la ONG Médicos Sin Fronteras. En esa tarea ya colabora el servicio satelital de emergencia Copernicus de la UE, el cual está suministrando instantáneas de las zonas afectadas que ayudarán a realizar una evaluación de daños más precisa.
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Consciente de la extrema necesidad del sur de Haití, Bruselas ha destinado ya tres millones de euros. «La UE está movilizando rápidamente su apoyo a este país extremadamente frágil, donde los huracanes y las fuertes lluvias acentúan aún más la terrible situación. El terremoto ocurre en un momento en que la pandemia y la creciente inseguridad ya representaban una amenaza. Estamos listos para brindar más ayuda», manifestó ayer el comisario de Gestión de Crisis de la Comisión, Janez Lenarcic. Ayer se supo también que cuatro expertos españoles formarán parte del equipo europeo de Protección Civil que será enviado al país para colaborar en los rescates.
Vecinos de Los Cayos, como Mathieu Jameson, clamaban por la llegada de ayudas. «No tenemos médico ni comida. No tenemos baño, ni lugar para dormir», denunciaba. El primer ministro de Haití, Ariel Henry, que ayer recibió el apoyo de Don Felipe y Doña Letizia tras la «terrible tragedia» prometía, por su parte, que su Gobierno actuará «con mayor celeridad» para el reparto de la asistencia que ha ido llegando estos días de diferentes países. El tiempo apremia. El sur de Haití agoniza.
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