El chavismo, sin rival en el inicio de la campaña electoral en Venezuela

El triunfo electoral devolvería al chavismo el control de la Asamblea Nacional. La Cámara –en manos de la oposición desde 2015– no tiene poder como tal, después de que el Gobierno y el Tribunal Supremo de Justicia le hayan quitado legitimidad en los últimos años. Ha funcionado, en cambio, como símbolo de resistencia ante el régimen de Nicolás Maduro, con su presidente Juan Guaidó como máximo referente.

El próximo 6 de diciembre los venezolanos están llamados a las urnas para renovar la Cámara. Deberán elegir a 277 representantes de entre los más de 14.000 candidatos de un centenar formaciones diferentes. Eso sí, entre ellos no habrá ningún rival de peso que pueda hacer sombra al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que se presenta junto a otras formaciones afines agrupadas en el 'Gran Polo Patriótico'.

Consulta popular alternativa

Una treintena de formaciones políticas, encabezadas por el excandidato presidencial Henrique Capriles, trataron de llegar a un acuerdo en agosto para lograr unas elecciones con garantías, que pudiesen ser reconocidas tanto por la disidencia interna como por la comunidad internacional. La negativa de Maduro hizo que sus rivales optasen por el boicot. Guaidó, por su parte, ha convocado una consulta popular entre el 5 y el 12 de diciembre y que representa «la acción contra el fraude y por elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables».

«En Venezuela nos estamos preparando para unas elecciones en paz», destacó el presidente bolivariano en Twitter. El Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado también por el chavismo, ejerce de árbitro en todo este proceso y ha defendido su transparencia, así como las medidas sanitarias tomadas para evitar la propagación del Covid-19.

El arranque de la campaña llega además precedido por la huida de Venezuela del opositor Leopoldo López. Los partidos contrarios a Maduro han expuesto la fuga de López como un ejemplo de la falta de control del Gobierno chavista dentro de un país sumido desde hace años en una concatenación de crisis y que tiene 363 «presos políticos», según la ONGForo Penal.