Francisco José Virtuoso (Caracas, 1959) conoce de cerca «el terrible sufrimiento» de la población venezolana. Religioso de la Compañía de Jesús desde 1977, licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Historia, es el rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en cuyas aulas vio ... crecer como líder al 'presidente encargado' Juan Guaidó. Invitado por la Universidad de Deusto, participó ayer en unas jornadas en las que pidió apoyar el «irreversible» cambio que llega a un país en el que se entremezclan «el miedo y la esperanza».
- ¿En qué situación se encuentra ahora Venezuela?
- Vivimos una verdadera tragedia económica y social. Lo que más impacta es el terrible sufrimiento de la gran mayoría de la gente dado el colapso de la economía venezolana. La respuesta evidente es la migración. En los últimos años se ha desatado un éxodo y ya tenemos al 14% de la población fuera. Esto se complementa por una situación de ahogo de la democracia a causa de un régimen cuyas políticas no está dispuesto a cambiar y que ha cercenado toda posibilidad de participación. El país busca el cambio democrático como camino para restablecer unas mejores condiciones de vida.
- ¿Cómo se sobrevive en un país golpeado por la escasez, los cortes de electricidad y en el que el FMI alerta de que la hiperinflación alcanzará este año los 10.000.000%?
- Esto no se sobrelleva. Por eso la gran mayoría decide irse. Los que quedan dentro apenas sobreviven. Por un lado, se valen de lo que el Estado brinda como subsidio, y por otro, de las remesas.
- La Cruz Roja ya ha alertado de que la ayuda humanitaria que repartirán no será suficiente.
- Mientras continúe este régimen, el problema seguirá profundizándose. Se mantendrán alejadas todas las posibilidades de inversión económica extranjera, de organismos multilaterales, de empresarios que han tenido que salir del país. La ayuda humanitaria contribuirá en algo pero nunca será suficiente. Y si se agrava la crisis, menos aún.
- ¿El panorama actual cómo está incidiendo en la enseñanza?
- El impacto está siendo muy fuerte. La gran mayoría de los centros están siendo afectados. Los estudiantes no pueden acudir normalmente a las aulas porque un día falta la comida, se fue la luz o no hubo dinero para el transporte. Por otra parte, está la migración de docentes porque su labor no remunera beneficios y es muy exigente. El efecto final es que tienes una población con muchas deficiencias educativas.
- Guaidó se formó en la UCAB y usted además le conoce. ¿Cómo es?
- Es un joven que desde la universidad mostró un claro interés y compromiso con el cambio político en Venezuela. Se fue destacando como dirigente estudiantil. Luego se afilió al partido Voluntad Popular. De manera constante y permanente hizo dos cosas: completar su formación y continuar su activismo hasta convertirse en presidente de la Asamblea Nacional. Es una persona muy llana, directa, clara, directa, espontánea, valiente, siempre dispuesto a responder a las necesidades y a las tareas que tiene por delante.
- ¿Podría ser la persona idónea?
- Él es la persona que ha resultado ser idónea. Tiene la capacidad de movilizar, de transmitir confianza. Es un rostro nuevo en la política. Pertenece a otra generación y todo eso ha concitado una gran esperanza.
«Vivimos al borde de la guerra civil porque la violencia se ha generalizado»
«Persecución»
- Y en las calles, ¿se percibe miedo o esperanza?
- Hay una mezcla. Tenemos miedo porque el régimen ha sembrado terror a través de la persecución y la violación descarada de los derechos civiles y políticos. A pesar de ello, la gente protesta. Y hay optimismo.
- Se dice que el país está polarizado entre chavistas y opositores.
- Sí creo que hay dos maneras de ver las cosas en Venezuela. Pero quienes apoyan al Gobierno son una minoría. Las encuestas hablan de un 80% a un 85% de apoyo a Guaidó y al cambio que representa. Y del otro lado un 15% de respaldo a Maduro.
- ¿Teme por una guerra civil?
- Pudiera ser si se da una división de las Fuerzas Armadas. El régimen cuenta también con paramilitares que acosan a la población. Venezuela vive al borde de la guerra civil porque la violencia se ha generalizado y hay muchas armas en las calles.
- La situación política parece ahora en un punto muerto, con Maduro renuente a dejar el poder y Guaidó sin sumar el apoyo militar.
- Es una percepción clara. Estamos en un punto de inamovilidad, al menos públicamente. El Gobierno sigue sin gobernar. Va resistiendo. Y la oposición presiona pero no logra todavía acometer su tarea. Estos son procesos lentos, complejos, pero no me cabe la menor duda de que el cambio político en Venezuela es irreversible. El problema es el 'cuándo' y quisiéramos que fuera una solución no violenta, aunque no se puede garantizar.
- ¿Juega el tiempo en contra del 'presidente encargado'?
- En la medida en que más se prolonga el cambio se puede perder la esperanza, sobre todo si no se van consiguiendo logros palpables. Ese es el gran reto de la oposición, conquistar espacios. El problema es la dificultad.
- Recientemente Guaidó trató de impulsar la caída del chavismo con la ayuda de militares.
- Eso tiene un gran peligro. Puede llevar a la tentación de que hay que buscar a como dé lugar esas conquistas y a veces se puede errar.
- Existen voces que abogan por un diálogo entre las partes.
- Creo que hay que buscar puntos de acuerdo para el diseño de una solución pacífica. Y eso será fruto de dos cosas que deben hacerse al mismo tiempo. Si los ciudadanos no presionan duro y fuerte no vamos a tener un Gobierno en disposición de alcanzar algún acuerdo. Si la comunidad internacional sigue muy dividida, tampoco tendremos oportunidad de acceder al cambio.
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