Las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Bolivia han llenado de nerviosismo el escenario político tras saberse ayer que los sondeos a pie de urna confieren una aplastante victoria, por mayoría absoluta, al sucesor de Evo Morales. Luis Arce, del Movimiento al Socialismo ( ... MAS), habría obtenido un 52,4% de los votos, según las citadas encuestas. Un resultado a todas luces inesperado dado que en las últimas semanas se había acortado la ventaja que le separaba de su gran rival, el exmandatario Carlos Mesa, del partido Comunidad Ciudadana (CC), al que atribuyen ahora el 31,5% de los apoyos.
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Los datos arrojados por los sondeos a pie de urna han causado agitación en un país que el año pasado se vio sumido en un violento estallido social tras las denuncias de fraude en las anteriores elecciones, que empujaron a dimitir a Evo Morales, ahora exiliado en Argentina. Los resultados finales del escrutinio se espera que se conozcan en un par de días. Aun así, el propio Arce ayer dio por buena su victoria y agradeció al pueblo boliviano haber «demostrado una vez más que es sabio». «Hemos recuperado la democracia y la esperanza. Vamos a gobernar para todos y construiremos un gobierno de unidad nacional», aseguró.
El expresidente Mesa, que durante su campaña dijo que no se pronunciaría hasta saber los resultados definitivos, reconoció su derrota, dada la «amplia ventaja» cosechada por su adversario en los sondeos a pie de urna, si bien el incipiente recuento, de un 14%, no corroboraba aún la predicción de las encuestas. «El resultado es muy contundente y claro», observó. Horas antes, la presidenta interina, Jeanine Áñez, enviaba igualmente su felicitación a Arce, al que pidió «gobernar pensando en Bolivia y en la democracia».
Morales, que durante la noche electoral manifestó sus «sospechas» por la decisión del Tribunal Supremo Electoral de suspender el sistema de conteo rápido y por la demora en saberse los sondeos a pie de urna, ayer se mostraba eufórico en Buenos Aires. «Ahora vamos a devolver la dignidad y la libertad al pueblo», clamaba al tiempo que dejaba caer la posibilidad de un próximo regreso a Bolivia. «Mi gran deseo es volver. Es cuestión de tiempo», señaló mientras atribuía a una «guerra sucia» la orden de detención preventiva que tiene pendiente en su país por las acusaciones de terrorismo y financiación del mismo.
Quienes tampoco tardaron en enviar sus felicitaciones fueron los gobiernos izquierdistas de Latinoamérica. A la cabeza, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, su homólogo argentino, Alberto Fernández, así como los cancilleres de Cuba y México. En el Gobierno español, mientras el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, daba su enhorabuena a Arce, Exteriores -en línea con la UE- instaba a Bolivia a mantener una «actitud pacífica» mientras dure el escrutinio.
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