Incierto futuro para el golpe

En Sudán del Norte, un país depauperado, infrasubdesarrollado, fragmentado entre diversos grupos étnicos con frecuencia mal avenidos, ¿quién podría oponerse al Ejército? No solo tienen las armas, sino que además son casi la única entidad organizada del país. Omar al Bashir no solo gobernaba dictatorialmente, sino que gobernaba solo, desmantelando o neutralizando, igual que Gadafi o Putin, las instituciones que deben articular un Estado y le permiten funcionar más allá de la voluntad del caudillo todopoderoso. Por eso, nada más derribar al tirano, la revolución popular de 2019 creó una Constitución e instituciones provisionales, pero esa ha sido la causa del golpe, porque un Gobierno electo, cualquier tipo de gobierno, significa institucionalizar un poder civil que desplazaría a los uniformados.

Los golpistas sudaneses, sin embargo, han cometido un error que sus colegas egipcios no cometieron. En Egipto, la victoria electoral de Hermandad Musulmana provocó el miedo entre la población laica, y de ahí surgieron los apoyos civiles al golpe de Estado. En Sudán en cambio, no se ha llegado a esa fase todavía. La población sigue unida y movilizada. Al Sisi disponía de amplios apoyos civiles y una Administración bien estructurada. Sus colegas sudaneses solo tienen sus bayonetas. Veremos cuánto duran.