La ciudad congoleña de Goma vive en un extraño limbo desde que, hace cuatro días, fue ocupada por los guerrilleros del M23. «Ahora está más tranquila, aunque hay enfrentamientos a pequeña escala en la zona norte», explica a este diario la catalana Natalia Torrent, jefa ... del Programa de Médicos Sin Fronteras en la provincia de Kivu Norte. «Ha vuelto el tráfico de motos y pequeños taxis y se abren las tiendas tímidamente», explica al tiempo que reconoce que, a partir de ahora, surgen numerosas incógnitas. «No sabemos cómo vamos a funcionar, a quién rendir cuentas, solicitar visados o permisos de aduanas», sostiene.
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La situación resulta excepcional e inquietante. La urbe, de más de un millón de habitantes, ha sido ocupada por una milicia antigubernamental apoyada por la vecina Ruanda y la ofensiva no se detiene. Bukavu, la capital de Kivu Sur, y con una población similar, se antoja el próximo y ambicioso objetivo militar. «Las Fuerzas Armadas no tienen mucha capacidad de contraofensiva», asegura la experta en logística.
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Gerardo Elorriaga
El conflicto de los Grandes Lagos, que ha ocasionado seis millones de muertos a lo largo de las tres últimas décadas, podría recrudecerse en las próximas semanas y amenazar la estabilidad política de Congo, el país más grande del África Subsahariana. «La gente está a la expectativa y nosotros también». Este jueves, Torrent y su equipo abandonaron los complejos en los que se hallaban recluidos y comprobaron la situación de sus almacenes, parcialmente saqueados. «Se ha producido pillaje por desesperación y oportunismo, e intentos del ejército para llevar a cabo el reclutamiento forzado que los guerrilleros han evitado». MSF gestiona el hospital de Kyeshero al que se derivan los casos menos graves para descongestionar los más importantes ya que se reportan más de 2.000 heridos en los enfrentamientos y, al menos, la existencia de 45 muertos.
45 muertos
se estima que han dejado los enfrentamientos en Goma. Además se reportan más de 2.000 heridos.
Las nuevas autoridades han celebrado una conferencia de prensa en la que informaron de sus intenciones. Corneille Nangaa, líder de la Alliance Fleuve Congo (AFC), manifestó su propósito de combatir al régimen de Kinshasha, lo que augura el recrudecimiento de los combates y que la guerra adquiera otra escala, tal vez regional. Esta coordinadora agrupa a 17 partidos y varias milicias, incluido el M23, y aspira a hacerse con el poder, tal y como consiguió Kabila con una coalición que consiguió derrocar al dictador Mobutu en 1997 y que también comenzó en el extremo oriental del vasto territorio. Nangaa, que acudió al acto con uniforme castrense, fue presidente de la Comisión Electoral Nacional Independiente y ha sido condenado a muerte 'in absentia' por un tribunal congoleño por cargos de traición, insurrección y crímenes de guerra.
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Los últimos acontecimientos forman parte de una crisis de larga duración. El genocidio tutsi de Ruanda inició un conflicto en el vecino Congo que se ha mantenido hasta el momento actual con picos de violencia y periódicos desplazamientos masivos. En los dos últimos meses se calcula que dos millones de personas han abandonado sus casas y buscado el cobijo de campos de acogida. El conflicto se intensificó en 2012 con la primera captura de Goma y hace tres años, el M23 recuperó la iniciativa con una estrategia que le ha permitido hacerse con gran parte de Kivu Norte y, posiblemente, expandirse junto a sus aliados por otras zonas del este.
Este drama colectivo se ha cronificado. «No va a solucionarse hasta que no se aborden las causas profundas», advierte Torrent y menciona, a ese respecto, el problema de la concurrencia de diversas tribus, autóctonas o movilizadas durante el periodo colonial, que reclaman la titularidad de las tierras. La incapacidad de un Estado lejano para garantizar el acceso a los recursos ha propiciado la aparición de grupos paramilitares con vínculos étnicos. «Además, no sólo hay que responder a los problemas internos sino también mantener contentos a los vecinos, Uganda, Burundi y Ruanda, dispuestos a meterse en líos si no se satisfacen sus apetencias».
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Las circunstancias de Goma, tanto políticas como geológicas, la han convertido en una de las urbes más peligrosas del planeta. La ciudad se halla en las faldas de un volcán activo y muy cercana a otro, ahora mismo sometido a un proceso dinámico de lava, y, asimismo, es ribereña del Lago Kivu, que alberga grandes cantidades de dióxido de carbono y metano altamente explosivos. Por si fuera poco, se trata de una zona sísmica y fronteriza con Ruanda, un Estado que interfiere incluso militarmente. «Sí, es una ciudad particular y muy expuesta», reconoce la expatriada. «Se trata de un cóctel completo, además, en los Kivus se cocieron todas las consecuencias del genocidio tutsi. Sí, aún hoy, seguimos teniéndolo todo».
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