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Los ermuarras Unai Bergaretxe y Miguel Moyano y un familiar francés, Xavier Chautru, volvieron el pasado domingo a casa tras recorrer los 3.000 kilómetros del Chatarras Raid junto a otros 221 equipos o vehículos. Recorrieron, en total, 4.826 kilómetros desde que partieron de ... Ermua, el 15 de marzo, con su Renault Megane de 1999, para acudir a la salida en Castellar de la Frontera (Cádiz), recorrer las 6 etapas, con meta en Marrakech y volver de nuevo, tras haber disfrutado de esa magnífica aventura. En esta prueba también había espacio para la denominada 'solirallydad'. Cada coche participante llevaba 10 kilos de alimentos no perecederos que se quedaron en el Banco de Alimentos de la localidad gaditana en la que estaba ubicada la salida y otros 10 kilos de material escolar y ropa para donar a una asociación de Er Rachiria que ayuda a niños y niñas sin recursos a escolarizarse.
Hablamos con Miguel Moyano, uno de los 'chatarreros, como les denominan los organizadores de la prueba, ya que los vehículos participantes son, en algunos casos, verdaderas chatarras, con las que la ruta por el desierto resulta una buscada odisea. No era la primera aventura de este tipo para Miguel y Unai, que ya hace años participaron en el Mongol Rallie.
- ¿Qué se busca en esta prueba?
- No hay voluntad de llegar antes, sino que dentro de un ambiente de compañerismo total y buen rollo espectacular hay diferentes premios, aunque no sean económicos. Premian llegar en la menor distancia posible. Es un rallie de orientación. Te dan parte del itinerario, con un 'track', que es como una ruta de GPS y en otras etapas con un 'road book', que es un documento que te va explicando la ruta con viñetas en kilómetros. Nos llaman 'chatarrers', porque vamos con chatarras, pero nosotros hemos ido con un coche decente. Alguno ha ido con un R12, 4L, Fiat Panda, más o menos adaptados, pero hay que tener ganas de meterte con eso por el desierto. Como íbamos en tropel se podía hacer, pero eso solo no puedes. Serían días para hacer una etapa y aquí si te quedas enganchado, tienes la seguridad de que te atiende alguien. La organización es muy buena.
- Participaron con un Renault Megane de 1999. ¿Se ha portado?
- Sí. Y eso que a nivel mecánico no le hicimos mucho. Cambiamos la suspensión y cuatro chorradas más, pero, sobre todo, lo hemos cambiado por dentro, para poder tener los cuadros de navegación, porque tienes que llevar una tablet para consultar la aplicación de orientación e hicimos un cuadro de mandos en el salpicadero, para cargarla, etc.
- ¿Qué tal ha ido la experiencia?
- Bien. Las etapas son muy duras para los coches, porque vas por medio de la nada. Principalmente por pistas o zonas de arena. Los coches sufren muchísimo. Un 20% han vuelto en grúa. Nosotros hemos llegado a romper un amortiguador y hacer ñapas todos los días. Pero es parte de la aventura.
- ¿Cómo se lleva el día a día en una prueba así?
- Centrándote mucho en la navegación y finalmente hemos conseguido ser los segundos. Ha sido un logro. En 300 metros controlados hemos llegado 500 metros más tarde que los primeros. Nos sorprendió cuando el día de los premios nos dijeron que habíamos quedado segundos. Incluso hay etapas especiales, para 4X4 y hemos conseguido completarlas, aunque en algunos casos remolcados, porque se te quedaba encallado en la arena. Pero ese es el espíritu de esta prueba. Vamos todos en tropel y la gente te ayuda y le ayudas a desatascarse. Ha sido una experiencia impresionante en este aspecto. Quiero hacer una mención especial a la organización. Tiene una actitud espectacular con los participantes. Cualquier cosa que les pidas, por descabellada que sea, te la tratan de conseguir. Y, claro, ahí nos hemos volcado todos con la organización.
-El domingo llegaron a Ermua. Tienen que estar agotados.
-Es duro físicamente, pero es más duro a nivel psicológico. Los días centrales, las etapas 2, 3 ,4 y 5, estás con una incertidumbre de si vas a llegar, si el coche va a aguantar. Duermes en la mitad del desierto. Un día nos tocó tormenta de arena. Es exagerado. Eso es lo que te cansa. Eso lo pagas días después. Más que el cansancio es la resaca de la tensión que habíamos vivido, y el sábado, cuando estábamos en Marrakech, nos vino todo encima. Como cuando estás trabajando a saco y coges vacaciones y te viene todo (tortícolis, catarro,...). Ahora estamos felices. Al final que te den ese segundo premio es un puntazo. No nos lo creíamos. Sabíamos que no nos habíamos perdido y que habíamos quedado muy bien, pero no tanto.
-Repetirían.
-Yo repetiría sin duda, por el espíritu y la libertad y sensaciones que tienes, a pesar de las penurias. Allí se te quitan las tonterías que tienes aquí. Prima lo importante. A nivel anímico, la experiencia ha sido una liberación muy grande. Te tiene que gustar conducir y a nosotros nos gusta. Es muy recomendable.
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