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Alberto Echaluce
Domingo, 3 de septiembre 2023, 00:00
El cambio climático implica una mayor frecuencia de tormentas. Si se trata de grandes cantidades de agua pueden provocar el desbordamiento de los cauces, por lo que las zonas inundables son mucho más amplias. Las tormentas pueden provocar también una erosión severa, sedimentación y migración ... de sedimentos en el estuario. Además de estos, también se transportan materia orgánica beneficiosa y alimentos, pero también contaminantes. Todo ello reduce el tiempo que tarda el estuario en recuperarse de las consecuencias de estos episodios extremos. El Grupo de Procesos Hidro-Ambientales de la Universidad del País Vasco UPV/EHU trata de dar respuesta a todas estas cuestiones, analizando el estado actual de los recursos hídricos de nuestro entorno. Entre otros, estudian los ríos para hacer frente a los retos que se avecinan a escala local y global, entre ellos el Deba. Sus últimas investigaciones reflejan una clara tendencia para los próximos años: los caudales de los ríos van a ir en descenso durante todas las estaciones del año, sobre todo, en otoño.
Los investigadores analizan las proyecciones suministradas por los modelos climáticos, relativas, sobre todo, a precipitación y temperatura, junto con evolución de caudales prevista en una cuenca a partir de la simulación con modelos hidrológicos.
Y es que desde antiguo el Deba han estado influenciado directamente por siglos de actividad humana. De ahí que nuestra cuenca haya sufrido un tremendo deterioro ecológico debido a la fuerte presión demográfica e industrial que, en parte, se mantiene hasta nuestros días. Todos los impactos físicos y biológicos que han dejado estas actividades en el fondo de los ríos han sido transportados a través de sus cauces, hasta los estuarios y de ahí al mar.
Objeto de estudio es también el estuario de la desembocadura del río Deba por combinarse agua dulce y salada. La mezcla de aguas produce grandes gradientes ambientales y una gran variabilidad de parámetros fisicoquímicos. Dan cobijo a comunidades ecológicas con abundancia de plantas y animales y ofrecen hábitats importantes para muchos peces, aves y mariscos.
Estos sistemas son importantes porque tienen unas condiciones muy especiales para algunas especies, así como por disponer de información geológica crítica para la reconstrucción de las condiciones ambientales costeras en los últimos 10.000 años, ya que los sedimentos cuentan con las firmas geológicas adecuadas para llevar a cabo la reconstrucción ambiental.
Para ello se trata de llevar a cabo la modelización hidrológica. De esta manera, en las proyecciones futuras puede distinguirse entre caudales climáticos, los esperables con cambios solo en el clima, y caudales naturales con cambios en el clima y en los usos del suelo.
Los estuarios ofrecen un abanico de valiosos servicios ecosistémicos para humanos, como el suministro de alimentos, la filtración de agua, la regulación de nutrientes y la protección contra las tormentas.
El balance entre agua salada y agua dulce, dominante a lo largo del tiempo, marcará la evolución del estuario, si seguirá siendo un estuario dominado por el río o si se convertirá en un estuario dominado por las mareas, modificando el funcionamiento que ha tenido hasta la actualidad y, por tanto, transformando el paisaje y el ecosistema.
Hasta hace unos años, eran los metales contaminantes el principal eje de control en nuestros ríos, en el objetivo de mejorar calidad de los sistemas acuáticos, debido a que se perpetuaban en el medio ambiente. Además de analizar las variaciones de los contaminantes a lo largo del cauce del río Deba y sus afluentes (Ego y Oñati) desde la cabecera hasta la desembocadura, los cambios producidos en esta cuenca durante estos años -tanto en lo que respecta a la gestión de aguas residuales, como a obras realizadas en el entorno, o crecidas acaecidas en ese periodo de tiempo-, llevaron a establecer las diferencias entre los muestreos de diferentes años hidrológicos.
La recogida de sedimento fino a lo largo del cauce del río, así como su posterior análisis en el laboratorio permitieron evidenciar que la principal fuente antropogénica de materia orgánica y metales eran los efluentes industriales y municipales no tratados o parcialmente tratados . Aunque los sedimentos actúan como sumidero de contaminantes, estos pueden actuar como fuente de contaminantes bajo ciertas condiciones ambientales (como cambios en la composición del agua o movimiento de los sedimentos debido a una crecida).
El Grupo de Hidrología - Medio Ambiente de la UPV/EHU llevó a cabo una investigación en el río Deba y sus afluentes, para valorar la influencia de los aportes antropogénicos y el efecto que tienen las grandes crecidas en la distribución de los metales asociados a los sedimentos. A partir de aquí se conoció la distribución de los contaminantes en las fases soluble (agua) y particulada (sedimentos) de los ríos, distribución que viene condicionada en gran medida por la materia orgánica.
Hay que tener en cuenta que el metal contenido en los sedimentos puede pasar de la fase particulada (asociada al sedimento) a la parte soluble (al agua), y así aumenta el riesgo medio ambiental.
La cuenca del Deba fue seleccionada por ser una de las cuencas más contaminadas de Gipuzkoa, afectada por un fuerte desarrollo industrial y poblacional, y su consecuente aporte de grandes cantidades de efluentes industriales y municipales. Otro factor considerado fue la movilización de sedimentos durante la construcción de infraestructuras de transporte.
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