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Alberto Echaluce
Sábado, 9 de mayo 2020, 21:09
Excavar, remover, trasladar y volver a depositar los residuos del vertedero derrumbado en Zaldibar es la tarea que van a seguir realizando un total de 100 trabajadores, para localizar a Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, los trabajadores sepultados por el alud de desechos, junto ... al objetivo de estabilizar la ladera. Así lo ha afirmado, el consejero de Medio Ambiente del Gobierno vasco, Iñaki Arriola, que ha hecho un balance de los casi tres meses de trabajo, dentro de las medidas urgentes aprobadas, el pasado 13 de febrero, para buscar a los desaparecidos.
El consejero ha destacado que «las labores no se han parado ni un solo día desde que se produjo el deslizamiento. La gente está pensando que ya no se está trabajando en Zaldibar, y más con el Covid-19. Esto no es así. Por ello, tengo que poner en valor que se consiguió declararlo trabajo esencial, con lo que se extremaron las medidas de seguridad y se pudo seguir cumpliendo el plan establecido».
De inicio, los geólogos apuntaron que la ladera sobre la que se habían derrumbado los residuos «era inestable», con lo que las labores tenían que hacerse con entera minuciosidad para evitar cualquier peligro añadido.
Iñaki Arriola ha relatado que hasta la fecha se habían realizado 6.500 viajes de camión, y se habían movido unos 91.000 metros cúbicos para labores de estabilización y otro 65.000 metros cúbicos para la búsqueda de trabajadores, en total 156.000 metros cúbicos. No obstante, todavía caben por realizar intensas labores, sobre un espacio similar de actuación. «Los cálculos es que aún deberemos mover otros 150.000 metros cúbicos», ha señalado el consejero. Y ha explicado que ya se ha tenido que hacer frente a un coste de 9 millones de euros (7,3 millones de euros, sin IVA). A la pregunta de cuál va a ser el presupuesto para los otros 150.000 a tratar, Arriola ha contestado que «el presupuesto final dependerá de cuándo dure la fase de emergencia». El Gobierno Vasco afronta estas labores en esa fase de emergencia de forma subsidiaria, con la repercusión de los gastos a la empresa Verter Recycling 2002, propietaria del vertedero.
En el desembolso económico gastado y comprometido hasta ahora se contabilizan, además de los movimientos de tierras, los estudios y trabajos técnicos, el control de los lixiviados, escorrentías, construcción de la celda de seguridad, dirección de obra, junto a los gastos de la extinción de los incendios. Hay que partir de que el vertedero de Zaldibar fue construido con una capacidad total, según proyecto constructivo, de 2.774.975 metros cúbicos, pero en el momento del siniestro contenía 1,7 millones de metros cúbicos de residuos, con una vida útil hasta el año 2022. En base los cálculos que han hecho los técnicos se certifica que una masa de 800.000 metros cúbicos se deslizó el 6 de febrero, casi la mitad del total de 1,7 millones que contenía el vertedero.
No obstante fuera del vaso del vertedero se contabilizan otros 350.000 metros cúbicos. La realidad es que la masa que se ha movido es prácticamente la mitad de los residuos depositados en el vertedero. La distribución de los residuos según los datos de 2019 eran de 23 % de tierras; 23% de rechazos de plantas de valorización, entre ellos se incluyen restos de plásticos; 17 %, de lodos de papeleras; 13 %, de escorias de acería y fundición y 10.5 % de residuos de construcción y demolición. El fibrocemento, susceptible de contener amianto, no alcanzaría el 0,6 % de los vertidos depositados.
Los trabajos realizados se han centrado en la búsqueda de los trabajadores, en el acopio de los residuos removidos, levantamiento de diques de protección y en el depósito de residuos extraídos en la zona de la cantera, Junto a ello, se ha realizado una labor dirigida al acopio de todos los terrenos para su envío a las zonas en condiciones de seguridad.
Además, se están alojando residuos dentro del propio vaso del vertedero para ayudar a la estabilización. También se han hecho acopios en la zona de la cantera y en el antiguo peaje de la autopista.
«La previsión es que los acopios depositados en el peaje de la autopista se quiten de allí a corto plazo, y cuando se construya el nuevo dique que está previsto hacerlo en la zona del vertedero, para proteger la autopista, se podría volver a abrir los dos carriles que desde el siniestro han estado cerrados, previsiblemente para junio», ha finalizado Arriola que ha pedido disculpas a los vecinos de Eitzaga por el continuo trasiego de camiones a los que se están viendo sometidos. «Lamentamos las molestias. Su paso es necesario para habilitar caminos y el depósito de seguridad».
Dentro del balance de ejecución, Medio Ambiente ha valorado «la minimización del impacto ambiental tanto a la atmósfera como a las masas de agua. Salvo lo depositado en la autopista, fruto de la retirada de lo que cayó el primer día, no se ha movido ningún residuo fuera del ámbito del propio vertedero, sin que atravesara ninguna población o núcleo habitado».
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