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Parecía que el día de San Sebastián iba a transcurrir ayer con normalidad. Atípico, como no puede ser de otra manera en plena pandemia, pero sin sobresaltos. Sin embargo, se torció al final. Alrededor de las ocho de la tarde, la Parte Vieja se convirtió en escenario de importantes altercados que se saldaron con cuatro detenidos, todos ellos varones de entre 18 y 31 años, y con seis heridos leves, cinco de ellos policías. Los incidentes obligaron además a retrasar más allá del toque de queda la simbólica Arriada, que había sido programada por el Ayuntamiento para las 21.30 horas.
Los disturbios, que no se dieron por resueltos hasta cerca de la medianoche, empañaron una tamborrada tranquila en la que los vecinos disfrutaron de una forma diferente. Minutos antes de las ocho de la tarde, coincidiendo con la bajada de persiana de la hostelería, varios grupos de personas se acercaron a la plaza de la Constitución y sus calles adyacentes. La Policía Municipal intervino para disolver las aglomeraciones y, al ver el cariz que adquiría la situación, lanzó un aviso a la Ertzaintza, según informaron fuentes del Departamento de Seguridad.
Varios grupos plantaron cara y se enfrentaron a los agentes del orden. Volaron objetos como botellas, trozos de alcantarilla, sillas y mesas de las terrazas de los bares o incluso piedras, con carreras constantes de unas calles a otras entre sucesivas cargas policiales. En la calle Legazpi desconocidos prendieron fuego a un contenedor, que quedó cruzado cortando el paso a coches y autobuses.
Los altercados tuvieron lugar en su mayoría en la Parte Vieja, entre la Trinidad y la plaza de la Constitución, pero en algunos momentos se extendieron al centro de la ciudad, donde se repitieron momentos tensos entre jóvenes que disfrutaban de la 'no fiesta' y los agentes policiales. La intervención de la Ertzaintza se desarrolló finalmente por toda la zona hasta el Boulevard. En el marco de los enfrentamientos cinco agentes sufrieron lesiones leves, según la consejería. Otra persona tuvo que ser trasladada al hospital por contusiones, si bien su estado no reviste gravedad.
La situación se empezó a calmar tras el toque de queda, a las diez de la noche, pero la operación no se dio por concluida hasta cerca de las doce. Aún se respiraba tensión en la ciudad cuando el alcalde, Eneko Goia, recogía la bandera de la capital guipuzcoana que colgaba desde el balcón de la plaza de la Constitución, acompañado por cuatro txistularis. Eran algo más de las 22.15 horas, y la Ertzaintza y la Policía Municipal aún terminaban de desalojar las calles tras una jornada en la que los disturbios empañaron el Día de San Sebastián más atípico de los últimos años.
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