La triste historia de Coral González, la chica del 'Claro que sí, guapi'

Ahora, según explica la joven malagueña a la revista Lecturas, todos la llaman con todo tipo de motes en referencia al anuncio, nadie parece conocer su nombre. «Soy ‘la guapi’, la claro que sí, guapi’, o ‘la chic chic’. Es como si más que una persona fuera una marca», afirma algo molesta. Sin embargo, asegura sentirse feliz en esta nueva etapa de su vida, muy distinta a su adolescencia, cuando vivió momentos realmente dramáticos.

La joven de 21 años admite que su infancia y su adolescencia fueron muy difíciles, debido al fallecimiento de su padre y al hecho de tener que criarse sin su figura paterna. González asegura que el dolor que sentía le llevó a refugiarse en la gimnasia y la danza, hasta el punto de que estuvo a punto de participar en las olimpiadas en 2012. Sin embargo, nunca logró su objetivo.

En honor a su padre, Coral se hizo en la muñeca un tatuaje de una paloma al cumplir la mayoría de edad. «Me tatué cuando tenía 18 años y lo hice por mi padre. Quiero pensar que él está volando por ahí, en el cielo. Y que me acompaña y me cuida», explica en la citada revista.

En cuanto a su faceta de actriz, la joven asegura que nunca fue tan fácil como ahora, que ya ha alcanzado la fama. «Me han echado de castings por mi estatura, por tener pecho, culo... ¡Es una pena!», explica. Ahora, sin embargo, está mucho mejor considerada, por lo que tiene intención de seguir preparándose para triunfar en el mundo de la interpretación.

De momento, su novio Brian le ayuda a mantenerse en forma y cuenta con el apoyo de su madre, que siente un profundo orgullo por su hija. Además, confiesa que no se priva de su debilidad: cada noche se zampa un bocadillo de nocilla.