La 'suegri'

El expreso y «sincero» deseo de la reina de Inglaterra suena a: «Que seas reina, querida, y que yo 'no' lo vea». Porque para que la mujer del príncipe Carlos se convierta en consorte, primero tendrá que fallecer Isabel. «Podrás reinar, sí, pero sobre mi cadáver», parece ser el postrero mensaje de la monarca británica. Y conste que todavía no se ha demostrado que no sea inmortal. O que, a la velocidad que avanza lo virtual, no viva lo suficiente como para reinar en el metaverso de aquí a la eternidad.

Lo asombroso de Isabel II no es que a su avanzada edad todavía tenga ganas de reinar sino que todavía tenga peligro. A la tarta de aniversario de su Jubileo de Platino le metió una estocada por todo lo alto que ni la de Manolete a aquel miura. En quién estaría ella pensando... Si Hitchcock llega a levantar en ese momento la cabeza, la ficha. Ver a una reina británica empuñar una daga con semejante vocación es digno de Shakespeare. Así que poca broma con la 'suegri' que ya en su día no dudó en nombrar duquesa de Cornualles a la causante de los cuernos de Lady Di, su anterior nuera.