Rodolfo Sancho visita durante tres horas a su hijo Daniel en prisión: «No van a conseguir lágrimas de mí»

Rodolfo Sancho ya se ha reunido con su hijo en la prisión de Koh Samui. La charla ha durado alrededor de tres horas y han estado presentes los abogados encargados de la defensa de Daniel y una asistenta tailandesa. Un pequeño trato de favor, gracias a la labor de miembros de la Embajada, con el que no cuentan otros presos en la misma situación del joven español.

Con tono serio y afrontando con entereza la difícil situación, Rodolfo ha cargado contra aquellos que afirman que está abatido. «Para esa parte de la prensa que creen que yo estoy por los suelos llorando, ese no soy yo. Hay dos formas de tomarse las cosas cuando vienen en la vida, como una desgracia o como un reto. Creo que he dicho suficiente. No van a conseguir lágrimas de mí», ha asegurado en las que dice ser sus últimas declaraciones a los periodistas desplazados en Tailandia.

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A diferencia de su exmujer y madre de Daniel, Silvia Bronchalo, el actor prevé, según desvela Telecinco, que su estancia será «breve» en el país asiático.

Rodolfo Sancho aterrizó en Tailandia el pasado sábado y apenas se ha dejado ver en la isla. Los medios desplazados lograron ayer sacarle unas palabras, en las que recalcaba el «amor» de su hijo Daniel a «este país, a su gente y su cultura». Y aprovechó la ocasión para mostrar su «total confianza» y «respeto» por las autoridades tailandeses, al tiempo que lamentó el revuelo generado por el suceso, «que no viene incitado ni por mí ni por mi familia».

El padre de Daniel Sancho reconoció que no están siendo momentos fáciles, por ello quiso agradecer los «miles de mensajes de gente cercana y amigos apoyándome» en estos momentos.

La visita de Rodolfo Sancho llega un mes después de que su hijo Daniel entrase en prisión tras confesar el crimen y descuartizamiento del médico colombiano Edwin Arrieta. De hecho, en las últimas horas se han conocido más detalles de aquella confesión. El programa 'Y ahora Sonsoles' ha emitido en exclusiva este lunes la reconstrucción de los hechos narrados por propio Daniel Sancho. La escena, hasta ahora inédita, transcurre en el bungalow en el que se alojaba el joven en la isla de Koh Phangan y donde se ensañó con el cirujano tras iniciarse una discusión entre ambos.

Las imágenes muestran al joven tranquilo y sosegado, sin aparentes nervios ante las preguntas de la Policía en la habitación que compartía con Arrieta. Esposado y acompañado de varios miembros del cuerpo y de una traductora, el hijo de Rodolfo Sancho comienza con su explicación sentado en la cama, vestido con bañador y camiseta y con gafas de sol y en algunos momentos con una visera ocultando su media melena. El encargado de la investigación trata de conocer qué les había pasado a ambos antes de que Sancho golpeara al cirujano plástico. «Estábamos hablando de todo un poco, lo que ya os he contado», señala el joven al inspector, quien insiste en saber de qué temas hablaban. «¿De tener sexo?», le pregunta. 

«Sí, yo le dije que no podía seguir haciéndolo más. Esto tiene que acabar. No quiero hacerlo más. Me levanté, el retrocedió hacia atrás y yo empecé a hablar más gesticulando. Y cogí fuerza y le pegué un puñetazo (en la mandíbula)», afirma Sancho delante de los allí presentes. Mientras, el doctor Arrieta le decía, según relató ante la Policía, «tú eres mío». En ese momento, los policías le piden al joven que trate de recrear la escena y ellos mismos le sueltan las esposas, un gesto que el autor confeso del crimen agradece. «Es imposible recrear algo con las esposas«, dice Sancho.

Dentro de la villa, de tan solo 32 metros cuadrados, había 10 personas, más el cámara que grababa la reconstrucción y el propio Sancho. Además, había cuatro dispositivos que lo grababan todo. Los investigadores tailandeses insistían mucho en inmortalizar el momento y, tanto es así, que incluso repitieron el golpe del baño en una ocasión para poder tomar la foto. Es entonces cuando comienza a ofrecer más detalles del escabroso crimen bajo la atenta mirada de los agentes. «Lo tenía contra el baño. Así, entonces, él me agarro, me mordió. Yo lo levanté del suelo y y le hice ¡bum! Luego se quedó inconsciente, todo estaba lleno de sangre en poco tiempo, yo salí del lavabo», continúa narrando Sancho, quien no obstante muestra algunas lagunas de memoria.

«Estoy intentando acordarme de todo, quizá le pegué una vez más. Es posible que le golpeara más. Me quedé en la habitación como dos horas. Me senté... Estaba como que no sabía», añade. En las imágenes también se observa cómo los policías tailandeses le pidieron recrear el momento en el que arrastró el cuerpo de Edwin o cómo sujetó el cuchillo para asestarle la puñalada.

El joven relata cómo descuartizó el cuerpo. Asegura que cogió al colombiano de las piernas mientras estaba en el baño y lo llevó a la ducha. En ese momento utiliza al inspector jefe para simular cómo lo arrastró hasta el plato de ducha, lo que provoca las carcajadas del agente, quien no duda en decir que Daniel «tiene mucha fuerza». Una vez ahí lo lavó con el agua. «La puse caliente a tope para que la sangre no se coagulase y se pegase», precisa.

Posteriormente lo deja ahí y empieza a traer las bolsas. «Traje la sierra y el machete», afirma, y los llevó hasta el baño. Los tenía encima de la litera. Cuenta, además, que después giró el cadáver, lo puso boca abajo, le quitó la cartera y el reloj y empezó a desmembrarle por la mano. En el vídeo se ve cómo le piden que coja un peine a modo de cuchillo y simule que está descuartizando el cuerpo. «¿Es realmente necesario?», pregunta. Posteriormente, cuenta, cortó el resto de trozos y los metió en las bolsas.