Robbie Williams desvela en 'El Hormiguero' su aventura con una de las Spice Girls: «La metí en una bolsa…»

«Todo empezó en 1974, cuando nací. La verdad es que he tenido una vida muy intensa, muy activa, muy poco usual. Llegué a la fama con 16 años y he tenido que gestionar eso desde entonces. Con adicciones a las drogas, malas compañías, malos amigos, malos managers, compañías de discos raras, malas decisiones, con amor, sin amor, sin autoestima, odiándome a mí mismo… Con una vida interior bastante complicada. Y todos somos personas y queremos ser vistos, se oídos y que nos quieran. Y eso es básicamente lo que cuenta la película». Así definía Robbie Williams en 'El Hormiguero' su película 'Better man', en la que desgrana su historia. A su manera, claro.

La estrella internacional presentó el largometraje a un Pablo Motos entregado a la causa. «Te interpreta un mono», comentaba el presentador. Y el aludido asentía. «A las personas se nos ha olvidado que, básicamente, somos animales. Porque nos ponemos ropa, tenemos calefacción y tenemos a mano la comida. Y se nos ha olvidado. Y que yo salga en esta película como un mono nos lo recuerda», argumentaba el cantante que recordaba a su padre. «No era tanto lo que me decía, sino cómo era. Era cómico y cantante, y además un showman. Una persona tremendamente carismática. Cuando conocías a mi padre te enamorabas de él. Era enorme. Yo quería imitar eso, ser así», afirmaba ante un progenitor que un día se fue de casa y no volvió. «La versión que cuenta la película es la que cuenta mi madre, seguro que la de mi padre sería muy diferente. Pero somos producto de nuestra infancia. Y lo que importa es lo que hagas con esa información para llegar a ser una persona madura», aseguraba. 

Con 16 años, Williams se presentó a una prueba para formar parte de Take That. «Me cogieron porque guiñaba el ojo, en serio. Fui a hacer el casting y el mánager cuenta la historia de que no salió muy bien, pero según me iba me giré y le guiñé un ojo. Y eso hizo que dijera: Este chico tiene algo, que vuelva», desvelaba. Y de ahí a un éxito desmedido. «Caí en un alcoholismo desatado. Y también otras adicciones. Pero cuando tenía veinte años, no se hablaba de adicciones, no se hablaba de ansiedad… Simplemente estabas ahí. Yo tenía 19 años cuando pensé por primera vez que tenía un problema, pero lo enterré», confesaba. Dejó la banda y se hundió aún más. «Cuando me fui de Take That tenía 1,2 millones, pero después llevé a juicio a mi compañía de discos y tuve que pagar 1,5 millones. Así que perdí 300.000. Era alcohólico, drogadicto y debía 300.000 libras. Consumía muchísima cocaína y eso te anestesia. Solo miraba hacia delante y solo veía el éxito delante de mí, aunque en realidad mi vida era un desastre», revelaba.

El periplo de Williams con las drogas fue largo. Y lo probó todo. Con Bono, el de U2, cató las setas alucinógenas. «Estaba en su casa y era muy pronto por la mañana. Me puse a mirar un cuadro y era precioso. Se me acercó Bono y le digo que ese cuadro era el mejor que había visto en mi vida. Él me dijo que era una ventana», contaba. 

Otro intérprete ilustre le echó una mano. «Fui a casa de Elton John para ponerle unas maquetas y estaba muy borracho. Él se vio reflejado en mí porque en ese momento había dejado de beber. Se dio cuenta de que yo tenía un problema y me metió en un coche, me llevó a su casa, me quedé dormido y cuando me desperté había un médico, un psiquiatra, un terapeuta… Elton y su marido me dijeron que me iba a rehabilitación en ese momento o me iba a morir. Y me llevaron a un centro de desintoxicación. Era el día que jugaba Inglaterra contra Polonia y en el centro no lo ponían en la tele, así que me escapé», manifestaba. 

Para colmo, la prensa no dejaba en paz a Robbie Williams. «No era solo que me estaban siempre criticando y pensando que era la peor persona del mundo, era que estaban siempre en mi puerta, 24 horas al día. Me seguían en coche, ponían micrófonos en mis teléfonos, no podía fiarme de nadie porque todo el mundo vendía historias sobre mí a los medios. Y para alguien que no era muy estable emocionalmente, era un problema», aseguraba.

Y ponía un ejemplo que compartió con una de las Spice Girls, Geri Halliwell. «Tuve que llamar a la policía porque había como veinte fotógrafos en la puerta de mi casa y estaban ahí con los flashes. Corríamos las cortinas y, aun así, nos molestaban los flashes. Yo quería que la policía me dijera cuáles eran mis derechos y Geri subió al piso de arriba cuando llegaron los agentes. Y me dijeron que cuando yo quería algo de la prensa estaba contento, pero cuando eran ellos los que querían algo de mí, eso no me gustaba. Encima me echó la bronca el policía. La verdad es que fue un gilipollas. Al final, metí a Geri en una bolsa de deportes grande, me la subí al hombro, la metí en el maletero de un coche y nos fuimos», remataba.

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