La relación de los Boyer con Euskadi: el panteón familiar, un arresto y una finca de lujo

¿Pero cuál es el vínculo de la familia Boyer con la localidad guizpuzcoana? ¿Por qué Laura ha sido enterrada en la ciudad fronteriza? Son preguntas que muchos se han hecho desde que se conoció la noticia. La respuesta a estas cuestiones hay que encontrarla siglos atrás. Y es que la rama familiar materna de Miguel Boyer desciende de Irun, donde nacieron muchos de sus antepasados. Su relación con Euskadi está plagada de incidentes y anécdotas, como la detención del hermano del político por disparar una escopeta o la amistad con el religioso Aita Donostia.

Carlota Salvador Sainz de Vicuña, madre de Miguel Boyer, nació en Irun en 1913 en el seno de una familia conservadora en la que la fe católica tenía una gran importancia. En cambio, su padre, José Boyer Ruiz-Beneyan, nacido en Madrid, se declaraba no creyente y a quien atribuyen que el exministro abrazara el ateísmo.

La familia Boyer-Salvador se tuvo que exiliar a San Juan de Luz tras el estallido de la Guerra Civil y es allí donde nació Miguel. Su padre, ingeniero industrial, era cercano a Manuel Azaña, presidente del Gobierno cuando comienza la contienda. Por parte materna, la familia también había tenido relevancia política, ya que su bisabuelo Amós Salvador Rodrigáñez, además de gobernador del Banco de España, había sido ministro de Hacienda entre diciembre de 1905 y julio de 1906. Además, su abuelo había sido abogado, musicólogo y académico.

Tras la Guerra Civil la familia Boyer se instaló en Madrid, pero nunca perdieron su vínculo con Irun, ni tampoco la finca que poseían en el barrio de Lapice, donde los hermanos pasaron muchos veranos durante su infancia. Era habitual ver a la familia pasear por la ciudad fronteriza como así lo atestiguó el carnicero José Senosiain en una entrevista con 'El Diario Vasco': «He servido mucho a los Boyer, que venían al mercado con su chófer».

Durante el exilio en San Juan de Luz, la familia Boyer coincidió con el sacerdote y compositor Aita Donostia quien también tuvo que huir al otro lado del Bidasoa debido a la Guerra Civil. Cuenta su biógrafo que por deseo de su madre, Miguel aprendió solfeo con este religioso, que da nombre a una plaza en Bilbao, y a quien debía buena parte de su pasión por la música. Pero el vínculo de los Boyer con el cura guipuzcoano no termina ahí, ya que fue el religioso quien dio su primera comunión a Miguel y a su hermano Agustín en la finca de Irun donde también había tomado su primera comunión y había sido bautizada su madre décadas antes.

La importancia de la finca Boyer para la familia también tiene su explicación porque Christian, el hijo pequeño y albacea del testamento de Miguel, nació en la casona que contaba con unas tres hectáreas de terreno. Precisamente este periódico publicó en junio de 1994 que el menor de la familia se había visto implicado en un suceso en el que unos jóvenes aseguraron que habían sido disparados por él desde una ventana mientras se encontraban en las inmediaciones de la finca.

A finales de la década de los 90, la familia Boyer se fue desprendiendo de los terrenos de la finca y el Ayuntamiento de Irun fue adquiriendo el suelo para construir viviendas y abrir el parque Alai Txoko, que ocupa casi 18.000 metros cuadrados. El espacio que le sirvió al 'superministro' de Felipe González para pasear y jugar durante décadas es hoy una zona de ocio y esparcimiento para disfrutar entre gramíneas, cerezos y palmeras.