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En una entrevista telefónica a Isabel Preysler, mientras esperaba a que ella me atendiera, escuché cómo le ordenaba a un subalterno: «Fulanito, tráigame por favor una manzana y agua de Jamaica». Era la hora de comer y me llamó la atención que algo tan frugal ... pudiera constituir su almuerzo, pero me sorprendió aún más que se refiriera al té de hibisco a la manera mexicana. Así que le pregunté si era aficionada a esa bebida... «Sí, me encanta. La conocí en México. ¿Tú también la tomas?». «Sí -le dije-. Yo también la he conocido en México». «Bueno, imagino que la tomas porque... Ya sabes... Tiene efectos diuréticos...», insinuó. «Ah, no -respondí sin pensar-, yo la bebo porque te la ponen con la comida corrida». Y ahí frené para no añadir: en una cantina cozumeleña donde el menú del día viene a salir por cinco euros.

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