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Silvia Osorio
Lunes, 7 de agosto 2023, 16:27
El macabro asesinato cometido por Daniel Sancho, hijo del actor Rodolfo Sancho, en la paradisíaca y festiva isla tailandesa de Ko Pha Ngan, ha tenido lugar en un país que cuenta con pocos tratados de extradición con otros países -entre ellos no se encuentra ... España- y en el que está vigentes la cadena perpetua, y en casos más extremos, la pena de muerte. Este lunes, el cocinero de 29 años, que confesó haber matado y descuartizado a un amigo, el cirujano plástico Edwin Arrieta, de 44 años, ha ingresado en prisión por orden del juez. Permanecerá en la cárcel de Koh Samui hasta que se celebre el juicio, ya que la prueba de ADN de los restos humanos hallados dentro de un saco de fertilizante en un contenedor de basura ha sido motivo suficiente para que el Tribunal Provincial de Koh Samui aprobara la orden de detención de Sancho y terminara ante el juez.
Conocidos los detalles del truculento crimen confesado por el también nieto de Sancho Gracia -actor ya fallecido pero muy recordado por su papel de Curro Jiménez en la famosa serie de TVE-, al joven se le presenta una situación judicial delicada. En Tailandia las ejecuciones están permitidas por ley, pero también es cierto que su uso no ha sido habitual en los últimos años y que existe la opción de pedir clemencia al rey Maha Vajiralongkorn para lograr el indulto y conmutarle la pena de muerte si es que finalmente se le condena a ella.
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De hecho, no es la primera vez que un ciudadano español se libra de la ejecución en Tailandia apelando, precisamente, al perdón directo del monarca. Fue el caso de Artur Segarra, un caso muy mediático que provocó una gran conmoción en todo el país y al que la familia del cocinero se aferra como única tabla de salvación.
Aunque los métodos y el móvil del crimen fueron totalmente diferentes, Segarra, catalán de origen, descuartizó en 2016 al empresario y compatriota David Bernat en Bangkok. Fue condenado a pena de muerte, pero pidió clemencia al rey tailandés y lo consiguió, lo que abre la posibilidad a que Sancho pueda seguir los mismos pasos, en caso de ser castigado con la máxima condena que permite la ley.
¿Y quién era Artur Segarra y por qué mato a David Bernat? El asesinato ocurrió la noche del 19 de enero de 2016. El primero era un catalán conocido por los Mossos por varias estafas, sobre todo a ancianos. Ambos, con orígenes en Lérida, se habían conocido en Tailandia en 2014 y compartían un proyecto empresarial. El dinero que tenía la víctima podría haber estado en el fondo del crimen, que pudo estar planificado, ya que Segarra, que entonces tenía 40 años, compró días antes un congelador para guardar el cadáver y alquiló una casa en al que escondió parte del material usado para el asesinato. En este punto sí coincide con el caso del asesinato del cirujano colombiano, ya que la Policía sospecha que fue premeditado. De hecho, existen imágenes de Sancho comprando cuchillos y otros enseres el día antes del asesinato.
Segarra, originario de Tarrasa, sabía que Bernat era un reputado consultor informático que se embolsaba casi 1.500 euros diarios trabajando para los gobiernos de Irán y Birmania. Esa privilegiada situación económica fue la que, según las autoridades judiciales, incitó al catalán a secuestrar, robar y asesinar premeditadamente a su amigo, con quien había quedado aquella noche para tomar unas copas.
Los investigadores detectaron transferencias de grandes cantidades económicas desde las cuentas corrientes en Singapur de David Bernat hacia otras entidades de las que Segarra era titular. Este fue grabado retirando grandes sumas de cajeros automáticos en la capital tailandensa después de la desaparición de Bernat.
Al parecer, Segarra, conocido como el descuartizador de Bangkok, secuestró a Bernat y lo tuvo retenido y torturado durante siete días, hasta que lo mató asfixiándolo y después lo descuartizó y tiró sus restos repartidos en varias bolsas por el río Chao Phraya, que atraviesa la capital del país. Días después el acusado quedó identificado como principal sospechoso y, aunque huyó a Camboya, fue detenido allí porque su caso y imágenes de su cara circularon rápidamente, sobre todo en España, y una pareja que estaba allí de vacaciones lo descubrió e informó a la Policía.
Desde febrero de 2016 se encuentra en prisión condenado por 13 cargos, entre ellos el de asesinato premeditado, secuestro, tortura y robo. A diferencia de Sancho, el catalán estuvo negando todos los hechos y profesando su inocencia durante el juicio, pero finalmente acabó confesando los hechos en una carta de ocho páginas dirigida al rey de Tailandia, en la que pedía cambio de la pena capital por la cadena perpetua o una condena fija de cárcel.
Aunque sienta un precedente y abre la posibilidad a Sancho de librarse de la pena de muerte, lo cierto es que el asunto va para largo. La respuesta del monarca no llegó hasta julio de 2021, cinco años después, con motivo de su 68 cumpleaños. Lo conmutó y su pena fue reducida a la cadena perpetua. La decisión abrió la puertas una futura extradición a España, pero antes ha tenido que cumplir parte de su condena en una cárcel tailandesa, conocidas por su crudeza y por sus condiciones deplorables. Precisamente, sobre este asunto ha hablado el abogado José Montero en 'El Programa del Verano', en Telecinco. «Tailandia es un país donde los derechos humanos no están muy presentes. Creo que hay indicios suficientes para que se haga un juicio y este tiene que ser aquí. Harán falta entre seis y diez años de cárcel en Tailandia antes de comenzar los trámites para intentar traerlo a España», ha explicado.
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