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Pocas cosas más peligrosas hay que un exempleado al que han echado de su puesto de trabajo con 'mal rollo'. El rencor anima en no pocas ocasiones a airear trapos sucios, y si no que se lo pregunten a la familia real de Mónaco. A ... principios de junio, Alberto II despidió, sin previo aviso y bajo acusaciones de corrupción y malversación, a Claude Palmero, el contable de los Grimaldi. Había sido nombrado por el mismísimo Rainiero en 2001, en sustitución de su padre, André Palmero.
Medio año después de su abrupta salida del palacio monegasco, el prestigioso periódico francés 'Le Monde' acaba de publicar el primer capítulo de una serie de cuatro, en el que se desvelan detalles escandalosos sobre las cuentas y el tren de vida del todopoderoso clan. Gastos exagerados, extorsión, contratos irregulares, venganza... ingredientes sin duda para una serie de muchas temporadas.
La primera entrega de 'Mónaco, los cuadernos secretos' se centra especialmente en Charlène Wittstock, la esposa de Alberto II. Se le acusa de realizar gastos desorbitados. Tanto, que Palmero se vio obligado a llamarla al orden o en varias ocasiones. Según la información publicada por el rotativo galo, que ha contrastado los datos con distintas fuentes, «en 2023, la dotación global anual de Charlène era de 1,5 millones de euros, para la princesa Carolina, algo más de 900.000 euros, y para Estefanía, alrededor de 800.000».
A pesar de esta abultada cantidad, la consorte se llegó a gastar algunos años la friolera de 7,5 millones de euros, un montante que alcanzó los 15 millones en el último ejercicio en el que trabajó el ahora despedido economista. No es de extrañar si se tiene como referencia lo que, según los documentos, se dejó durante unas vacaciones en una villa de Córcega: casi un millón de euros.
La lista sigue. En 2012, el contable avisó a Alberto de Mónaco que su esposa tenía «a personas trabajando que no están en regla», algo que lejos de solucionarse se alargó en el tiempo. Así, en 2017, le alertó de nuevo de que una empleada, natural de Filipinas, llevaba «cinco años ilegal con, supuestamente, una visa de turista de un mes», y de que se le pagaba «100 euros al día, una cantidad fuera de serie». Los 'caprichos' de Charlène abarcan, presuntamente, desde una segunda vivienda en Córcega, a joyas y dinero en efectivo sin justificación.
La oposición de Palmero, al que durante años se incluía el grupo de amigos personales de Alberto II, evitó, eso sí, que la princesa se comprase un catamarán o que se gastase un millón de euros en renovar su despacho. En los cuadernos de notas aportados a 'Le Monde' figuran también irregularidades financieras de los hermanos del matrimonio real. Tanto es así que hubo que poner límite a las tarjetas bancarias de todo el clan.
El escándalo, del que solo se ha publicado la punta del iceberg, no deja fuera al propio hijo de Rainiero, ni a su numerosa progenie engendrada fuera del matrimonio. Se ha desvelado que Jazmin Grace y Alexandre Grimaldi, vástagos reconocidos, reciben importantes cantidades. La joven, de 31 años, percibe 79.000 euros cada tres meses y tiene a su nombre un apartamento en Nueva York valorado en casi cuatro millones de euros; Alexandre, de 20, tiene un seguro antisecuestro y una importante compensación trimestral, y su madre, Nicole Coste, percibió 350.000 euros para la apertura de una tienda en Londres. El reguero de dinero es generoso y continuo.
La documentación en la que se basa la investigación no ahorra detalles sobre pagos en B, impunidad judicial, extorsión a periodistas o sociedades offshore. A todo ello hay que sumar la confirmación de que el príncipe, que ha desmentido las acusaciones, posee 258 millones de euros en paraísos fiscales. Y todo esto es solo el primer capítulo de cuatro.
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