Mila Ximénez en sus memorias: «Isabel Pantoja tenía una gran voz, pero su cultura brillaba por su ausencia»

Como avance, la revista profundiza en uno de los enfrentamientos más conocidos de Ximénez: su animadversión con Isabel Pantoja. Aunque la relación entre ambas mujeres pasó por distintos momentos, las memorias parecen confirmar que a la periodista nunca le acabó de caer del todo bien la tonadillera. Lo deja claro. «Les diré que, en efecto, ella personalmente no me produce la más mínima simpatía, pero además pertenece a un colectivo que durante mucho tiempo ha estado sentado a la sombra de la permisividad: las folclóricas». De ellas dice que «han sido protegidas como si fuesen una especie en peligro de extinción durante el reinado del general Franco».

Ya en 2005 desvelaba, sin pelos en la legua, que la Pantoja «como la viuda de Paquirri y ahora novia –o lo que sea– de Julián Muñoz, hasta hace muy poco seguía resolviendo sus problemas en los despachos de algunos políticos y responsables de medios, que le han sacado de muchos entuertos, rendidos a los encantos de la rapsodia». En el texto, la colaboradora de Telecinco recuerda que conoció a la cantante cuando trabajó para Encarna Sánchez. «Lo cierto es que habíamos coincidido una vez en Marbella, pero no crucé ni media palabra con ella. Parecía una niña tímida de barrio que habría conseguido escalar algún peldaño social al casarse con Francisco Rivera». Ximénez reconoce que nunca entendió aquella unión y menos aún al comparar a Isabel Pantoja con su predecesora como esposa del torero. «Conocí a Carmen Ordóñez y era el polo opuesto a ella, Carmen era culta y refinada. Isabel tenía una gran voz, pero su cultura y refinamiento brillaban por su ausencia».

En la exclusiva que ofrece Lecturas, otro pasaje que deja a la folclóricas en no muy buen lugar. «Me sorprendieron las primeras fotos de los dos anunciando su boda y, sobre todo, los comentarios de su entorno que decían que ella no había parado hasta conseguirlo. Creo que utilizó todo tipo de artimañas para acercarse al torero, que no estaba en su mejor momento emocional después de su ruptura con Carmen, la mujer a la que nunca dejó de amar». Ximénez, por último, recuerda una de las leyendas más difundidas en el mundo del corazón: «Cuentan que doña Ana -la madre de Isabel Pantoja- acudió a un vidente-brujo. Paquirri salía con Lolita y había que hacer algo para atraer la atención del torero hacia la niña».