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S. O.
Viernes, 8 de diciembre 2023, 00:20
La 'no boda' del torero Juan Ortega y Carmen Otte ha revolucionado la crónica rosa. El pasado sábado, el diestro sevillano dejó plantada a su novia solo media hora antes de pasar por el altar y, desde entonces, se ha convertido en el hombre más buscado. Pero, ¿quién es el ya bautizado como 'torero a la fuga'?
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Más allá de los ruedos, Ortega no era un gran conocido por el público en general. Entre los ilustres invitados al frustrado enlace se encontraban toreros de la talla de Curro Romero, Morante de la Puebla y Andrés Roca Rey, lo que pone de relieve que el matador participa en corridas de primer nivel y es una figura reconocida en el mundo del toro en plena progresión.
Ortega, sevillano de pura cepa, nació en el barrio de Triana el 8 de octubre de 1990 -tiene 33 años-, en el seno de una familia acomodada. El toreo le llamó la atención desde crío y, con 9 años, se inició profesionalmente en la Escuela Taurina Sevilla Amate. Su familia era aficionada, con parientes ganaderos por parte de su padre, quien le transmitió la pasión por el toreo. «Yo recuerdo desde niño que siempre que íbamos a cualquier ciudad, mi padre, lo primero que hacía, era localizar la plaza de toros», contaba en una entrevista reciente.
Su padre era funcionario, lo que obligó a la familia a trasladarse a Guadalajara durante unos años, pero Juan siempre mantuvo su deseo de dedicarse al toreo. No obstante, su familia le insistió para que fuera a la universidad y se trasladó a Granada para estudiar Ingeniería Agrónomo.
En 2011 tuvo lugar su debut como novillero en la Plaza de toros de Córdoba en un cartel junto a Juan del Álamo y Víctor Barrio. Llegó a Las Ventas como novillero en julio de 2012. Dos años más tarde, tomó la alternativa en Pozoblanco, la plaza conocida por la muerte de Paquirri. Su padrino fue Enrique Ponce y como testigo estuvo José María Manzanares.
De fuerte carácter religioso, algunas fuentes señalan que Ortega sigue los valores que le ha inculcado su familia, muy creyente. De hecho, en una charla con su amigo Juan del Val -invitado a la 'no boda'- publicada por ABC señalaba que «para ser torero hay que nacer con una condición que te da Dios». Por eso, no es de extrañar que se aferrara al consejo del sacerdote que iba a oficiar su boda con Carmen Otte, con la que llevaba diez años de relación, a la hora de tomar la drástica decisión que le ha convertido en el hombre del momento.
A nivel personal, también se considera muy supersticioso, pero tomó cartas en el asunto porque se llegó a agobiar. «Yo tenía muchas supersticiones, pero llegué a un punto en que me di cuenta de que esas cosas que me preocupaban eran un agobio, y me he esforzado por quitar eso de mi vida», dijo el sevillano a su amigo. Asimismo, se define como «ambicioso y perfeccionista como torero».
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