
SAÚL ORTIZ
Martes, 9 de agosto 2022, 09:14
Los pinchazos que buscan la sumisión química de las víctimas es ya un grave problema de seguridad en discotecas, festivales y recintos en los que la presencia masiva de personas dificulta el control de acceso. Una lamentable tendencia, acrecentada por el llamado efecto contagio, que está dejando numerosos casos alrededor de toda la geografía española. Hombres y mujeres a los que se droga en contra de su voluntad -en la mayoría de los casos con éxtasis líquido inoculado con jeringuillas de insulina- y que ha puesto en jaque a los organizadores del Arenal Sound, que estos días se celebra en Burriana, Castellón.
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Fue allí donde el estilista Juan Miguel Capdevilla, ex de Karina, vivió una auténtica pesadilla: «al salir de la zona VIP, noté que me había pinchado alguien pero no le di más importancia. Empecé a encontrarme mal y me fui a casa», cuenta en conversación con ABC. Mareado y solo, salió de allí como pudo y tuvo suerte de «encontrarme con un matrimonio que me sacó de allí y me llevó a casa». El de Castellón asegura que lo peor llegó horas después cuando su cuerpo dio señales de que algo no iba bien: «Tuve fiebre, mareos y la zona en la que me pincharon estaba muy irritada, así que decidí ir al médico. Estuve varias horas en observación y me hicieron todas las pruebas pertinentes».
Los análisis no dejaron lugar a las dudas. Juanmi fue drogado con éxtasis y las consecuencias pudieron ser fatales. No solo por los efectos adversos del veneno, sino por el riesgo que supone que los depravados usen la misma aguja para pinchar a personas diversas. Infecciones graves contra las que hay que luchar desde el momento del contacto con la jeringuilla: «Tengo que estar quince días pinchándome para evitar la aparición de enfermedades, no sabes cómo tengo la pierna», reconoce con la voz entrecortada. Además de las consecuencias físicas, este suceso también le ha pasado factura a nivel psicológico: «tengo miedo, sobre todo porque yo me llevo bien con todo el mundo y esto me ha hecho tener que estar en alerta», confiesa.
Aunque todavía no ha denunciado lo sucedido, el de Castellón tiene claro que acudirá a la comisaría para intentar buscar a los responsables de los terribles hechos. A pesar de que es consciente de la dificultad que entraña poder saber con seguridad el motivo por el que fue pinchado, Juan Miguel, que es el primer rostro popular en explicar su experiencia, cree que su caso fue aleatorio y que su desconocido agresor no tenía otra intención que la de gastarle una broma muy pesada.
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