«No tengo sexo desde hace casi un año. He tenido que salir a correr con chanclas para recordar cómo suena hacerlo». Jane Park es la prueba viviente de que el dinero no siempre da la felicidad; especialmente si te llega antes de que ... estés preparado para manejarlo. Esta joven de Edimburgo se convirtió en 2013 en la persona más joven de Reino Unido en ganar el Euromillón, al embolsarse un millón de libras –cerca de 1,16 millones de euros al cambio actual– a los 17 años. Las consecuencias de este aparente golpe de suerte fueron las previsibles para una persona de su edad e inmadurez. Comenzaron con una sucesión ininterrumpida de celebraciones que convirtieron sus noches en una fiesta perpetua con amigos interesados y aduladores, y sus días en dolorosas resacas que mitigaba en las tiendas más lujosas comprando artículos que no necesitaba y de los que presumía acumulando 'likes' en sus perfiles sociales. El resultado fue una sensación de vaciedad insatisfecha que acabó hundiendo su autoestima hasta caer en la depresión.
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Para contrarrestarla, decidió renovar su imagen y pasar por el quirófano. Pero, como también era de esperar, no colmó sus aspiraciones. Se gastó 60.000 euros en cambiarse los dientes y operarse los pechos y, «después de ver a las 'celebrities' presumir de sus traseros», según cuenta ella misma, en 2017 viajó a Turquía para someterse a un realzamiento de glúteos. Una reacción adversa a la anestesia la hizo sentirse al borde de la muerte. «Cuando desperté, me vi totalmente hinchada, de los pies a la cabeza. Apenas podía abrir los ojos, no era capaz de mirarme en el espejo. Literalmente, pensé que iba a morir. La recuperación fue muy dura, no hacía más que llorar y sentía mucho dolor, pero solo me dijeron: 'Has pagado para que te operemos, ¿no?'». Para colmo, al regresar a casa sufrió una infección en las piernas que prolongó su infierno.
No, el cuento de hadas no era como lo había imaginado. Y en él no había rastro de ningún príncipe azul. «He gastado la mayor parte del dinero en cirugía estética, viajes de lujo y compras, pero en el amor no me han tocado buenas cartas», lamentaba Jane el año pasado. Para remediarlo, decidió conseguirlo como había hecho con lo demás: agitando el talonario. En las redes sociales, donde acostumbra a volcar sus selfis en sugerentes poses, ofreció 60.000 libras esterlinas (unos 69.000 euros, aproximadamente) a quien lograra conquistar su corazón. Incluso creó con tal fin un concurso titulado 'Boyfriend vacancy', impulsado por un canal de televisión que lo emitirá a lo largo de este año.
Bien sea por el reclamo de la recompensa económica, bien por las curvas que exhibe, o tal vez por el desvalimiento que se percibe detrás de su mensaje de socorro, lo cierto es que los pretendientes han acudido a rondarla como moscas a la miel. Muchos de ellos hasta han renunciado a la 'dote' ofrecida, pero ninguno ha conseguido por el momento seducir a la joven millonaria escocesa. «Ella siempre dice que el premio le ha arruinado la vida –revela la abuela de Jane–. Es demasiado joven e inmadura, y el dinero en sus manos ha sido como un arma de fuego».
Hastiada de todo a sus 23 años, la pobre niña rica se siente tan aburrida que, confiesa, incluso está considerando la posibilidad de trabajar. «¿Me imaginas detrás de la barra de un bar?», fantasea en sus redes desde la piscina del hotel de Lanzarote donde consuela su tristeza desganada.
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