Javier Cárdenas y el bigote rosa de José María Íñigo

'Hora punta' rindió homenaje al desaparecido comunicador bilbaíno y le dedicó un programa muy emotivo, plagado de anécdotas divertidas

Martes, 8 de mayo 2018, 08:23

El comienzo del espacio ya indicaba que aquel no iba a ser uno más. Javier Cárdenas y sus colaboradores estaban de pie, frente a la mesa principal, honrando al compañero que acaba de abandonarles. José María Íñigo trabajó allí durante mucho tiempo y ... se merecía el homenaje que sus amigos querían brindarle. «Va a ser un programa complicado», indicaba su presentador, y no le faltaba razón. Mantuvo el tipo durante casi toda la emisión, pero se rompió a la hora de despedirle. «Siempre te vamos a recordar como tú eras», sentenció en los últimos minutos, justo antes de empezar a llorar contagiado por las lágrimas de su compañera Alejandra Castelló. «Es que aún no nos creemos que se haya ido», se disculparon.

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Andrés Aberasturi, Nina y Poti arroparon a los presentadores en una misión tan emotiva. «José María era, sobre todo, un universo creativo», definía el veterano periodista y escritor madrileño. «Y muy tímido, lo que también le añadía misterio y un encanto singular», sumó la cantante. El formato rrepasó a través de varios vídeos la trayectoria de desaparecido comunicador bilbaíno, que trabajó de profesor de inglés, de traductor de libros, de cambiador de almohadillas en San Mamés, de botones y hasta de domador de elefantes. «Cuando empezó de botones en una oficina sufrió mucho porque lo que él quería era estudiar, pero su familia no tenía dinero. Y curiosamente el edificio donde trabajaba estaba delante de un instituto, así que veía a los estudiantes entrar y salir y eso le deprimía», desveló Cárdenas. Otra de las revelaciones sobre el autor de 'Directísimo', 'Estudio abierto' o 'Esta noche… fiesta' es que era un gran melómano que llegó a tener más de 15.000 discos en su casa.

Una de las anécdotas más divertidas que explicaron en el programa fue la que protagonizó el célebre mostacho del locutor. «Un día apareció con el bigote rosa y nos decía a todos que era marrón. Nosotros le insistíamos en que estaba rosa, pero él insistía en que no», recordaba el de 'Hora punta' sonriendo. Lo que había pasado es que Íñigo se equivocó con un tinte de su mujer y los de maquillaje lo arreglaron como pudieron. «Tenía unas salidas increíbles –aprovechó Aberasturi, que narró una que vivió junto a él en un restaurante-. Trajeron un vino malo y le dijo al camarero que ese vino estropeaba la gaseosa. Yo me quería morir». También evocaron el beso que le dio a Richard Gere cuando acudió al espacio de entrevistado o, más lejano en el tiempo, aquel día en que Palomo Linares y Paco Camino casi se lían a mamporros en uno de sus míticos programas en directo.

La última aparición de José María Íñigo en 'Hora punta' fue el 30 de enero de este mismo año y sus colegas no solo alabaron su oficio, si no también su persona. «Se hacía querer y, más que un compañero, era un amigo. No importaba la diferencia generacional», confesaron muy emocionados.

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