![Mercedes Milá y quienes la meten en caliente](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/07/15/bertin-kRTC-U200772687878eCD-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Silencio o hipocresía. No hay más opción en este tiempo donde lo correcto se impone a la verdad. Tras escuchar a Mercedes Milá opinar sobre el embarazo de la expareja de Bertín se confirma que solo vale callar o mentir. Para la periodista las ... declaraciones iniciales del cantante y presentador sobre el tema fueron repugnantes. No busquen mucho. Ambos testimonios están por todas partes. Por cierto estaría bien que quien escriba o hable sobre ello se refiera a la futura madre por su nombre y apellido. Gabriela Guillén. Porque la mayoría utiliza los términos novia o pareja de Bertín. Tanto ir de correctos y se nos ve el plumero. Pero volvamos al asunto. Dice Milá que «la metió en caliente». Y eso, Mercedes, sí que es rancio.
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Conozco a Bertín Osborne como casi todos. Por la tele y como espectador. No me cae ni bien ni mal. Y no habría escrito sobre este asunto si no fuera porque estoy hasta el trigémino de la dictadura de la corrección. Y de que se opine bien o mal sobre una persona, según comulgue o no con nuestras ideas. Bertín dijo «no ha sido un embarazo buscado ni deseado, son accidentes que pasan todos los días». Y llegó el Armageddon. Que este hombre tiene el verbo más áspero que un estropajo no es nada nuevo. Pero dijo la verdad. No fue buscado y ninguno de los dos deseaba este desenlace. Por lo tanto fue un accidente. Para subrayarlo, ahora hay que contarlo todo, el presentador añadió que se tomaron precauciones y que algo falló. Y ella añadió ayer que, al enterarse, lloró porque no era algo deseado.
Pero da igual. Bertín ha dicho que es un accidente y el resto da igual. Pues lo es. Ella lo ha corroborado. Como tantos que suceden. Por eso, estemos a favor o en contra, todos los días hay abortos. Unos naturales y otros provocados. Bueno, ahora se les llama interrupción voluntaria del embarazo. Aunque con el auge de los eufemismos lo mismo lo han cambiado. Pero no nos desviemos. ¿Extraña que dos personas que acaban de romper su breve relación, tras descubrir que hay un bebé en camino, sufran un sopapo emocional? ¿O que un hombre que tendrá 69 años cuando esa criatura nazca se haya quedado descolocado? Sobre la primera reacción de la futura madre nada sabíamos. Pero ha tenido que dar su versión. Eso o le crucificaban. Dice que lloró al enterarse, pero que ahora está encantada. Y aún así les ponen a caldo. Es lo que tiene la hipocresía.
Conozco a infinidad de personas que llegaron a este mundo cuando nadie lo esperaba. Hijos e hijas que ni el padre ni la madre deseaban. Porque lo hicieron en el peor momento emocional, económico o vital. Muchos por un sistema anticonceptivo fallido. Conozco casos en que la madre creía que a esas alturas solo podía ser un tumor. Y al principio casi prefería ese diagnóstico antes que la perspectiva de tener una boca más en casa. Fue la primera reacción. Eso no impidió que luego fueran queridos y criados como el más deseado y buscado. Así que hablemos claro. Ha sido un accidente y punto. Y más a una edad en la que ya no hay tantos pececitos en el zurrón de él. Pero la vida es caprichosa. Lo que realmente ha pasado es que Bertín ha olvidado que se lleva la hipocresía. Debería haber declarado que, no siendo un bebé buscado, era la mejor noticia posible. Eso es lo que quiere la gente. Mentiras en papel celofán. Ya da igual lo que ambos digan. Se han postulado y formado los ejércitos. Y son legión.
Por un lado están quienes lo comparan con el caso de Ana Obregón, aunque se parezcan como un huevo a una castaña. Por otro los que apuntan a la inadecuada edad de Bertín Osborne para ser padre. En esta línea hay quien compara la diferencia de comentarios al respecto hacia él y hacia Ana Obregón. También están quienes señalan a Gabriela como una busca fortunas que le preguntó al de Jerez aquello de «En tu casa o en la mía», que aquí viene pintiparado, y después se abrió de piernas. Una opinión que dice mucho de quien lo piensa. Y luego está quien saca a colación que ella trabaja duro, para descartar ese punto. Eso sí que es casposo. Tampoco faltan quienes aseguran que van a tener el hijo para vender la exclusiva. Con un par. Y podríamos seguir. Hay tantas opiniones como culos. Pero basta lo expuesto para confirmar la deriva de estos tiempos que, siendo patéticos, suenan a viejo.
Las palabras de Bertín habrán sido rudas. Pero son sinceras. Recuerden lo que han dicho ustedes en ciertos momentos. O lo que pensaron, pero no se atrevieron a decir. Aquí el problema no es que Bertín sea un bruto al expresarse o un machista o lo que quieran llamarle. El problema de verdad es que decir que era un embarazo no deseado es un pecado. Pero no solo religioso. También social. En este punto estamos. Espero que ese niño o esa niña, ya que la cosa parece que sigue adelante, sea muy feliz. Y que la madre y el padre lo lleven con responsabilidad y alegría. Al fin y al cabo es lo que traen los bebés bajo el brazo. Felicidad. Lo malo es que al crecer nos torcemos y acabamos siendo una panda de hipócritas. Lo siento Milá, pero aquí el que la ha metido en caliente es todo hijo de vecino. No solo hay braguetas con ardores. También gente que se cree más digna que el resto. Y que a la mínima, sea cual sea el tema, sueltan la lengua y la meten en caliente.
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