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D. Meabe
Martes, 8 de marzo 2022, 07:07
«Mirar para adelante». Es una de las frases que más repitió Iñaki Urdangarin anoche en una entrevista en 'El Partidazo' de la Cope. Hacia atrás, al todavía cuñado del Rey se le acumulan experiencias negativas: la condena por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, ... delitos fiscales y tráfico de influencias en el 'caso Nóos', el encarcelamiento, la «interrupción del matrimonio» con la infanta Cristina tras desvelarse su relación con la vitoriana Ainhoa Armentia...
Un pasado doloroso que Urdangarin confía en que no le perjudique en el futuro que empieza a escribir, de momento, con sus prácticas en la sección de balonmano del Barcelona, donde vivió probablemente sus días más felices en su época de jugador hasta el punto de referirse al balonmano como su «segunda familia». «Yo he pagado las cosas que me han ocurrido y con un precio importante», confesaba ayer. Ahora quiere tener «una oportunidad para demostrar que puedo aportar rendimiento». Su porvenir lo ve, explicó, «en el mundo del deporte o de gestión de empresas».
Recién obtenida la libertad condicional tras haber cumplido dos tercios de su condena, el exinternacional no quería hablar de sus días en prisión. «Prefiero mirar hacia delante», insistía. Sí reconoció que leía mucho y dedicaba bastante tiempo al deporte, y confesó que fue «muy duro por las condiciones en las que entré y por las circunstancias que viví en soledad». También guarda un ingrato recuerdo de los siete años anteriores al encarcelamiento en los que intentó «defenderse»: «Tuve un linchamiento mediático importante y recuperar el equilibrio de lo que se dijo es difícil».
Más cómodo se le notó a Iñaki Urdangarin hablando de su presente y de ese futuro que quiere «construir». «Lo que pueda aportar al balonmano, el club sabe que me tendrá encantado», se ofreció tras agradecer la «generosidad» del presidente del Barcelona, Joan Laporta, con quien dijo mantener «una excelente relación». El pasado sábado se le vio sonriente en el Palau, donde asistió «emocionado» a un partido de su hijo Pablo. «Estoy muy orgulloso de lo que está haciendo», se felicitó Urdangarin, resuelto a «reinventarse» y «volver a arrancar».
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