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p. muñoz
Jueves, 31 de octubre 2019
Alberto Starkmann quiere ser Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Reina, «no Rey ni Drag Queen». Como contraviene las reglas del certamen, ha comenzado a batallar para cumplir su sueño: portar la corona y lucirse en la gala como el primer hombre ... candidato al trono de las fiestas. Para este joven de Telde, de 22 años, «poder desfilar con una fantasía» y optar al título es «una ilusión personal» que podría «abrir la puerta a muchos otros chicos que están detrás», como confiesa en una entrevista a la agencia Efe.
Starkmann lleva varios años buscando en privado diseñadores y patrocinio para hacer realidad su proyecto. Pero no ha podido ser, por eso ahora quiere hacerlo público. Desde que dio a conocer su caso en el diario 'La Provincia', hace una semana, el teléfono suena y la cosa promete. «Siento el respaldo de gente vinculada al carnaval, drags y demás -dice Alberto-. Me han transmitido que es una gran idea y han elogiado mi valentía al contarlo».
El carnaval, sostiene, «es diversidad y libertad». La sociedad evoluciona y, desde esta perspectiva, juzga «normal» que se cambien unas bases que hoy solo admiten a candidatas mujeres, salvo en la versión infantil, que se abrió a los niños la pasada edición. «Hay que ampliar las mentes, seguir mejorando», alecciona.
Su idea es desfilar sobre el escenario con su propio nombre, Alberto, y vestir «una fantasía femenina» como las que lleva admirando tanto tiempo desde las gradas. Aboga por una gala mixta, «en la que tanto hombres como mujeres puedan aspirar al título sin importar el género, sino el diseño y la puesta en escena». Él lleva «toda la vida» imaginándose cómo sería el traje, la música y cómo interpretarla.
Sus gestiones están así: ha entrado en contacto con la página web del Carnaval y no deja de llamar al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, con la intención de reunirse con la concejal responsable de la fiesta, Inmaculada Medina (PSOE), y «encontrar una solución». De momento no ha tenido respuesta, pero no se desanima y confía en «tenerla pronto». Al fin y al cabo, es consciente de que no le espera «un camino de rosas», pero cree tener en su mano argumentos convincentes: «Se trata de unir, no separar. Por eso quiero participar con el resto de candidatas, no como Rey y Reina por separado; vestir un traje femenino, calzarme los tacones y competir en igualdad de condiciones con mis rivales».
Starkmann confiesa que por sus venas circula sangre «carnavalera». Participa desde hace años en las carnestolendas de Las Palmas de Gran Canaria. Cuando era pequeño, en los concursos de disfraces infantiles. De adulto, igual. Y también en oberturas de las galas de Drag Queen y la Reina. La demanda que abandera se plantea tras la participación del primer niño candidato a Reina Infantil, que desfiló el pasado mes de febrero. Alberto recibió esa iniciativa con regocijo. «Fue un paso adelante -celebra-, y ahora ha llegado la hora de ir a por la gala adulta».
Su propuesta ha abierto el debate en los círculos carnavaleros de la isla. Admite que ha recibido críticas, pero se siente «absolutamente respaldado» por los suyos. Su intención no es «generar polémica», sino «defender algo bonito y bueno». «No hago daño a nadie y tengo la mejor intención de todas», subraya.
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