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Ha causado mucha risa, y con razón, el gato parlante que se ha colado en una audiencia virtual celebrada en un tribunal de Tejas. El gato (of course) era un simple filtro por cuya boca hablaba un abogado. Igual que podría haber hablado por boca ... de un perro, un caballo, una iguana... O de la mismísima Lola Flores. Es lo que viene a ocurrir en ese famoso y polémico anuncio de cerveza, donde Lolita habla por boca de su madre. O, mejor dicho, a través de un filtro artificial que representa a La Faraona. La gran Sara Montiel solía defenderse de quienes la acusaban de no ser buena cantante diciendo: «No, si yo no tengo voz. Pero la imito muy bien». A Lolita le pasa igual. No tiene la inconfundible voz de su progenitora, pero la sabe imitar. Lógicamente a nadie de los presentes en ese juicio de Tejas se le ocurrió pensar que el peludo animalillo con bigotes que se expresaba como un letrado era realmente un gato. Lo peligroso del anuncio de Cruzcampo es que algún espectador llegue a creerse que la que sale ahí es Lola Flores y que alguna vez pronunció esas palabras. Sus hijas alegan que las habría suscrito punto por punto. Ya. Pero la realidad es que nunca salieron de su boca.

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Cuentan los autores del 'deepfake' que para su elaboración llegaron a revisar más de 5.000 imágenes de la folclórica. Y yo me pregunto: ¿entre todas ellas no encontraron ni una sola declaración real de Lola que les viniera bien para el anuncio sin tener que recurrir al artificio? Pues no. Parece que hoy cotiza más lo virtual que lo real. Es más barato el original que la copia. En este engañoso universo hasta La Faraona (que ya es decir) ha dejado de ser auténtica... Y eso precisamente entra en contradicción con la propia esencia de Lola Flores, una mujer que si algo no tuvo es filtro.

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