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Ayer por la mañana en mi clase de pilates la profesora de pronto soltó: «Concentraos bien en este ejercicio para que podáis tener una espalda como la de la reina Letizia». Y, claro, en lugar de concentrarnos en el ejercicio, nos pusimos todas a opinar ... a la vez; que aquello casi se convierte en un 'Sálvame'... Y yo (lo confieso), la peor de todas. Porque desde que vi la imagen de nuestra monarca entrando al Teatro Real con un vestido que dejaba al aire no ya una espalda, sino toda una clase de anatomía (con su trapecio, deltoides, dorsal ancho, redondo mayor e infraespinoso), me muero de ganas de comentarlo y, sobre todo, de saber qué piensan los demás al respecto.

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elcorreo La espalda