Engrandecer el mito

La pasión bulímica de Lagerfeld por el coleccionismo de las artes decorativas fue tan cambiante como su facilidad para desembarazarse de colecciones y de musas o amigos íntimos (Saint Laurent, el ilustrador Antonio López, la ejecutiva Kitty D'Alessio, la interiorista Andrée Putman, el periodista ... André León Talley, la modelo Inés de la Fressange, etc…). Desafección humana en el segundo caso y gustos cambiantes, adaptación a las modas estéticas y quizá también aversión a la acumulación en el primero. Pero, al margen de los profundos motivos que explican semejante desapego humano y material, lo cierto es que las colecciones acumuladas y vendidas por Lagerfeld a lo largo de las últimas décadas testimonian no solo su gusto exquisito y su curiosidad infinita, sino también esa creciente mitificación del personaje que ha otorgado a sus objetos un notable valor añadido por su simple origen. Las ventas de sus colecciones de artes decorativas francesas de los siglos XVII y XVIII, del Art Déco de los años 20 a 40, de los objetos del estilo vienés de primeros del siglo XX, del mobiliario Memphis o incluso de las cerámicas de Ciboure que acumuló en su casa de Biarritz han animado en las últimas décadas el negocio de las grandes casas de subastas, además de reflejar sus cambios estéticos, los vaivenes en las compras y ventas de sus residencias o incluso sus problemas con el fisco francés. Y entonces, ¿qué se subasta ahora? Pues sencillamente el mobiliario de diseño moderno de sus últimas casas de Mónaco o París, algunos de sus antiguos dibujos y sobre todo una parte de su armario, incluidos mitones, levitas, cuellos, gafas, maletas y neceseres, todo ello como legado generoso y 'post mortem' tanto para el peculio de sus sucesores como para el propio engrandecimiento de su mito.