Teniendo en cuenta la confusión reinante y la errática deriva en la que han caído tertulianos, predicadores y políticos, hoy los consejos morales y las pautas a seguir en la vida nos las ofrece una marca de chorizos. Podría sonar paradójico. Sin embargo estos chorizos ... son de ley, ricos de nacimiento, y no ambicionan llevarse nada. Al contrario, su destino último es que nos los llevemos nosotros a la boca. Pertenecen a la familia de los embutidos de toda la vida, junto al hermano salchichón y a sus alocados primos, el jamón cocido y la pechuga de pavo. Juntos componen una familia entrañable. Un poco básicos tal vez.

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Pero habrá que convenir que muchos de los que nos gobiernan no demuestran tener más sensatez y coherencia que un elaborado cárnico. Así que desde la autoridad moral que otorga el ser capaz de vender fiambres de buen aroma y sabor, Campofrío nos ha encasquetado un spot navideño repleto de caras conocidas del cine (y del sainete) español, con mensaje. ¿Qué herencia les vamos a dejar a los que vienen detrás? Pregunta muy común hoy en día que a los de mi generación nunca se nos ocurrió formular a los que venían delante. La respuesta por supuesto viene trufada de ese buenismo mágico que impregna el espíritu navideño.

La herencia más recomendable, nos dicen, es el coraje y el optimismo. Total, si el fin del mundo se acerca mejor que te pille de buen humor y con el coraje suficiente para afrontar el desastre colectivo. Pero lo mejor es ver a toda una marquesa como Tamara Falcó en un anuncio de charcutería plebeya. Ella se propone dejar como herencia la falta de fe en la pareja, un zasca clarísimo a su exnovio infiel, Íñigo Onieva. El pobre acaba de hacer el Camino de Santiago... Pero se ve que la indulgencia no llega.

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