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La festividad de Todos los Santos pierde telarañas y gana en superpoderes y lentejuelas. Al menos, en el mundo sobrenatural de los políticos de altos vuelos y de las ‘celebrities’. Halloween, la tétrica víspera de las calabazas, los ‘zombies’ y las calaveras con la que se anticipa el día de los muertos en el mundo occidental (por contagio epidémico del anglosajón), cada vez da menos miedo. O más. Según se mire. Bill Blasio, el azote de Trump desde la Alcaldía de Nueva York, se ve imbatible en su cruzada antirepublicana. Así al menos lo da a entender con su simpático disfraz de un Clark Kent demócrata y descamisado para mostrar en su pechera su verdadera identidad, la de Superman. Si le falla su soplido hipohuracanado, ahí está su esposa, Chirlane McCray, toda una Wonder Woman.
A Samuel L. Jackson le ha dado por expiar pecados -tal vez los primeros, los suyos- y ha sacado a pasear al cardenal purpurado que llevaba dentro. La ventolera de Bruce Willis parece otra. Con una peluca de tirabuzones, a juego de su barba canosa, y un vestidito de canesú azul, la jungla de cristal nunca pareció más frágil. Para más inri, iba con su ‘gemela’.
Entretanto, Amal Clooney y Cindy Crawford optaban por dejarse ver divinas de los setenta; Paris Hilton y su nuevo novio se convertían, según descripción propia, en «la princesa Jasmine y su sexy gladiador»; y Kim y Kourtney Kardashian evocaban a Madonna y Michael Jackson en la gala de los Oscar de 1991. Dentro de nuestras fronteras, el baloncestista Rudy Fernández y su esposa, la modelo Helen Hindes, se iban de cena caracterizados de samurai y de Uma Thurman en ‘Kill Bill’. Dime de qué te disfrazas...
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