Desafío

Más chocante me parece que casi ocho mil personas (el total de esos dos conciertos) decida arriesgar su salud por ver a un cantante que, por estas fechas, está fijo en la plantilla de RTVE. Vamos, que es insoslayable el tío, que te lo meten hasta en la sopa y te lo encuentras en la pantalla aunque no quieras... Incluso diría que casi conozco a más gente dispuesta a jugársela por no ver a Raphael que lo contrario. Y no por una cuestión ideológica, sino biológica: nos tiene estomagados. También te digo que si en Madrid mandara hoy Carmena, en el Gobierno estuviera Rajoy y quien hubiera actuado en el WiZink Center hubiera sido Joaquín Sabina, alcaldes y ministros estarían diciendo exactamente lo mismo, pero al revés.

Hace años, viajaba yo en taxi por una peligrosa carretera mexicana, cuando el chófer señalando un coche carbonizado en una cuneta sentenció: «Por desafiar las curvitas». Solo espero que esas 8.000 almas que han 'desafiado la curvita' de la covid, yendo a ver a Raphael, no tengan que lamentarlo.