JOAQUINA DUEÑAS Y PILAR GARCÍA-TREVIJANO
Miércoles, 16 de febrero 2022, 08:44
Los días de vino y rosas para el 'Neeven', el barco encallado en la playa de Carchuna desde hace una semana, han pasado a la historia. Durante 35 años el 'megayate' fue el epicentro del lujo y las noches más mágicas del verano para la ' ... jet set'.
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Además de acoger a grandes fortunas, este barco fue el que utilizó Jesús Gil y Gil para ir a Ceuta durante la campaña que el que fuera alcalde de Marbella hizo en la ciudad autónoma. En la localidad malagueña, los vecinos cuentan que el regreso se complicó por un temporal que tuvo en vilo a todos sus tripulantes y a quienes los esperaban en tierra. Y no sería el único temporal que se le atravesó a la embarcación...
El Neeveen, hasta que lo compró el francés que lo dejó abandonado en la Costa Tropical a merced del oleaje durante la tempestad, era el barco del empresario saudí Mohamed Ashmawi, uno de los grandes jeques árabes que eligió Marbella como una de sus residencias predilectas en 1981.
El yate lleva el nombre de su hija y durante años fue una de las atracciones de Puerto Banús, donde atracaba. A su muerte, Ahmed Ashmawi, su primogénito, heredó el imperio de su padre. Sin embargo, Ahmed falleció en septiembre del año pasado en Marbella tras una larga enfermedad y así fue como el barco llegó a manos de su última familia, la que lo ha llevado a su ruina en Motril.
Asmawi, el jeque, falleció en mayo de 2019 y en septiembre del mismo año se erigía un monolito en su honor por su relevancia en la vida social de los años 90 y por haber proyectado el nombre de la ciudad. Antes de eso, la avenida en la Milla de Oro –el kilómetro que separa el centro de Marbella del emblemático Puerto Banús– que daba acceso a su palacio pasó a llevar su nombre.
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La inauguración de aquella vía fue todo un acontecimiento con la presencia de una banda de gaiteros escoceses, miembros de la unidad montada de la Policía Local de gala y varios aviones privados del jeque y una formación de aviones militares marroquíes sobrevolando el municipio. El empresario poseía numerosos inmuebles en Marbella, pero también en Egipto, Costa de Marfil o Tánger y era distribuidor oficial de Rolls-Royce en Arabia. También poseía un negocio de automoción de alta gama en San Pedro. Durante años encarnó la opulencia y fue uno de los mejores embajadores que pudo tener la Costa del Sol en el mundo árabe durante cuatro décadas.
En Marbella aún se recuerdan las noches del 'Neeven', noches que quizás hayan sido sus últimas. El francés que ha llevado el yate a su ocaso lo compró en Puerto Banús el pasado octubre y decidió ponerlo a prueba en una travesía hasta Aguadulce, pero un fallo en la sala de máquinas provocó que el barco acabase encallado en Carchuna. Su expropietario quería transportar el barco hasta Italia, donde tenían amarrado otros yates.
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Después de encallar el yate y de que rescataran al francés y asu familia, Capitanía Marítima le dio un plazo de 24 horas para elaborar un plan de rescate. Una empresa granadina, Marina Motril, comenzó a elaborar a instancias del dueño, que parecía estar implicado en el rescate hasta que se esfumó sin dejar rastro.
Cuando Capitanía fue al hotel donde se alojaba notificarle que perdía los derechos del barco por no haber presentado el plan había dejado la habitación. Ahora los derechos son de Capitanía Marítima, que trata de reflotar el buque. Salvamento Marítimo, con un equipo llegado desde Cartagena, comenzó el viernes a descontaminar el barco y a extraer el combustible para evitar riesgos ambientales. Fernando Ramos, capitán marítimo de Motril, cuenta que la idea es reflotar el yate al puerto de una pieza si las condiciones en las que se encuentre el buque lo permiten. Dependiendo de cómo esté el barco se desguazará o se sacará a subasta, entre otras opciones que se barajan. El equipo de técnicos retomó ayer los trabajos en la playa después de que el temporal de Poniente paralizara las maniobras.
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Todavía es todo un misterio cuál será el final para el 'megayate'. Si el tiempo y el oleaje es indulgente con él, puede que le espere una nueva vida. El otro escenario es desolador y el ejemplo perfecto sobre cómo el tiempo hace mella en todo lo que toca: De salir de los astilleros más lujosos de Holanda a hacer agua y acabar hecho astillas tras encallar en una playa motrileña, el crepúsculo de las noches de lujo y de una Marbella que ya no existe para muchos.
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