Urgente Grandes retenciones en la A-8 y el Txorierri, sentido Cantabria, por la avería de un camión

«De acuerdo», dijo la baronesa poniendo el 'Mata Mua' sobre la mesa... Once ministros después, Tita Cervera se ha salido con la suya. Y era de esperar. Una mujer capaz de encadenarse a un árbol tiene que poseer por fuerza una naturaleza terca e ... inamovible. Y luego está lo del empoderamiento femenino. El de Carmen Thyssen hay que medirlo en megajulios. Ser dueña de una colección de arte valorada en más de mil millones debe de ayudar enormemente a sentirse empoderada.

Publicidad

Aunque, la verdad, lo del 'Mata Mua' (ahora te lo presto, ahora te lo quito) ha quedado un poco chusco. Suena a ese chavalín repelente que juega al fútbol en el patio, se mosquea y sale con que «pues ahora me llevo el balón». Carmen Thyssen se ha sabido dueña del esférico desde el principio y ha querido imponer sus reglas. Igual que cuando se afincó en Andorra y dijo que lo hacía porque le encantaba el paisaje. Le faltó decir que lo encontraba paradisiaco. Y sí, lo es (fiscalmente hablando). Luego el que acabó exiliado en Andorra fue el propio cuadro de Gauguin, pero en un búnker sin paisaje alguno. Con vistas a la pura especulación. Por supuesto hablamos desde la envidia. Ya nos gustaría a muchos tener un 'Mata Mua' con el que vacilar a un ministro, a un Gobierno y a todo un país...

«Je veux aller chez les sauvages» (quiero irme con los salvajes), dijo Gauguin justo antes de largarse a Tahití. Y quién les iba a decir a aquellos humildes salvajes que en la otra punta del mundo acabarían estando cotizadísimos. Lo curioso es que Gauguin pintó el 'Mata Mua' ('Autrefois', 'En otro tiempo' o 'Érase una vez') desde el desencanto, cuando ya había descubierto que el paraíso que siempre anduvo buscando en realidad no existía. Pero eso seguramente (como diría Tita Cervera) es porque no conocía Andorra.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad