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Recuerdo que en una entrevista reciente con Nuria Espert le mencioné algo sobre la edad y la pérdida de memoria. Ella comenzó a sentirse incómoda y me acabó pidiendo que cambiáramos de tema, que no quería seguir hablando de cosas desagradables. A cualquier actriz, me ... confesó después, la sola idea de llegar a perder algún día la memoria le genera auténtico pánico. He iniciado esta columna con la palabra 'recuerdo'. Qué fácil resulta escribir ese verbo cuando todavía lo puedes conjugar en primera persona. Y qué difícil debe de ser ahora mismo pronunciarlo para Carme Elías, una estupenda actriz que estos días ha anunciado, con una valentía y una serenidad admirables, que padece alzhéimer.
Inteligente y reflexiva, Elías ha definido el proceso de esta cruel enfermedad con frases certeras y demoledoras: «De golpe todo se para y sabes que te diriges hacia la nada». Dirigirse hacia la nada con esa entereza, e incluso dispuesta a echarle «mucho humor negro», es el mutis por el foro más magistral que yo le haya visto hacer a una actriz en toda mi vida.
Carme Elías siempre ha sido distinguida, dentro y fuera de la escena, pero ahora su distinción va mucho más allá. A su lado las listas de los más elegantes (gente simplemente bien vestida) casi producen sonrojo. La verdadera elegancia es enfrentarse al primer acto de la peor tragedia de tu vida con esa fortaleza y ese aplomo. Y con esa generosidad, porque la actriz lo ha hecho público pensando en ayudar a otras personas. Personalmente, no he vivido en mi entorno cercano el alzhéimer pero sí un deterioro cognitivo que afectaba a la memoria. Y he sido testigo de sus devastadores efectos. Algo que, como dice Carme Elías, «te roba el ser». Ojalá en su caso ese ladrón sea lento, ineficaz y se demore todo lo posible.
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