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Fernando Gómez
Lunes, 8 de mayo 2017
El campanario. Maderas y remaches de hierro forran el interior del torreón, que da verticalidad al edificio.
Tejado que da acceso al campanario. La buhardilla no tiene actualmente ningún uso, aunque anteriormente sus camarotes eran utilizados por las concejalías para guardar documentos. Finalmente los archivos se trasladaron, ya que el suelo de madera y la posibilidad de goteras suponían dificultaban su conservación.
Archivo de hierro. La librería está cubierta por una malla metálica que garantiza la ventilación del papel y frena a los ratones.
En ella se guardan documentos administrativos como actos plenarios o expedientes urbanísticos posteriores a 1935.
El Ayuntamiento está digitalizando actualmente los documentos que se guardan en su interior.
Las etiquetas facilitan la tarea de buscar un documento determinado entre todos los almacenados.
Sus bordes de madera lo adornan las grecas, unas franjas donde se repite un mismo motivo.
En estas estanterías de maderas nobles se encuentran documentos que solo pueden ser consultados por investigadores que hayan expedido una solicitud previa.
Saka 'isabelina'. Es la zona de espera de las visitas al alcalde. Los restauradores han devuelto la policromía a las sillas, de 1825. Las mujeres precisaban de sillas sin reposabrazos, con más espacio, para sentarse con sus anchos vestidos de época.
Las luces iluminan el salón árabe, uno de los espacios más conocidos del edificio.
Bombo para el sorteo de los quintos. Estaba en la llamada sala de quintas, ya desaparecida, y se utilizaba para el sorteo de los bilbaínos que iban a la mili una vez tallados. Fabricado en madera, está en buen estado.
Bombas. Los carlistas lanzaron 6.785 bombas como estas durante el sitio a Bilbao. El 65 % hizo diana. El resto estalló en el aire o se 'bufó'. Rucoba colocó réplicas de piedra en el tejado, pero se quitaron por seguridad.
''La Pepa'. Una bandera española de seda recuerda el apoyo de los liberales de Bilbao a la Constitución de Cádiz de 1812. Milicias bilbaínas, independientes del Ejército, lucharon contra la revuelta absolutista.
Gallardete contra los franceses. La anteiglesia de Deusto mandó un batallón de combate a la Guerra del Rosellón (1793-1795). En el escudo del gallardete, dos hojas de laurel en señal de victoria. Los leones reflejan bravura.
Radiador de vapor de agua. Es el único que conserva la manivela original para controlar la temperatura.
Los radiadores de estilo florentino se mantienen en el Ayuntamiento y costaron 12.000 pesetas en 1908. Son de la marca Siemens.
En nogal. Rucoba diseñó el mobiliario en nogal del Salón de Plenos, desde la mesa del alcalde a los pupitres pasando por los bancos 'alfonsinos'. En muebles cortinas y alfombras se gastaron 165.000 pesetas.
Tras una cortina del salón de plenos, se encuentra la única manilla original de las puertas. Los muebles fueron diseñados por el propio Rucoba, aunque fueron fabricados en la Casa Gustave Cardé de Burdeos en 1891.
Algunas maquilas, símbolo de poder y autoridad local, se encuentran en el museo del Ayuntamiento. Están hechas con madera noble y y sus puntas machadas con plata. En uno de sus extremos cuelga la borla.
Acabado de una maquila. Anteriormente los chutos eran los que simbolizaban el poder y algunos datan de 1776.
Busto de la cabeza de Miguel de Unamuno. Anteriormente se encontraba sobre un poste en la plaza que lleva su nombre hasta que fue robado por unos vándalos. Tras aparecer cerca del puente de San Antón, Iñaki Azkuna la conservó en su despacho hasta su muerte, cuando fue trasladada al museo. No ha sido restaurada.
Un dintel de la basura. Rescatado hace dos meses por vecinos del Casco Viejo. Probablemente pertenecía al anterior Ayuntamiento de San Antón. Tras el derribo, sus elementos se habrían reutilizado en otras casas.
Este modillón, un saliente por debajo de una cornisa, es uno de los pocos elementos que se conservan del anterior ayuntamiento. Tiene restos de pintura roja.
Trozo de la muralla original del convento de San Agustín, cuya finca fue donde se construyo el actual Ayuntamiento.
El Juradero de Beteluri, ubicado en la plaza Ernesto Erkoreka, es el símbolo foral de la ciudad y donde se sentaba el alcalde de la villa para «administrar justicia y atender las quejas y agravios de los vecinos en los siglos XVll y XVlll».
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