Fabrizio Bosso comenzó a tocar la trompeta a los cinco años. A los quince se graduó en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Turín. En esos meses, Fred Nardin se ponía ante las teclas del piano, también con un lustro de edad. Hoy, ambos músicos tienen ... mucho más en común, todo un lenguaje, el del jazz, que les ha llevado a una posición de respeto entre sus colegas y a una de admiración entre sus seguidores.
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Un buen número de ellos se repartió ayer entre las butacas del patio del Teatro Principal para escuchar al pianista y sus compañeros Or Bareket (bajo) y Leon Parker (batería) junto al virtuoso italiano del metal. El viento que genera la trompeta de Bosso va cargado de ideas musicales, que el trío con base en Francia es capaz de captar para arropar, contrastar o propulsar hasta una nueva altura. Y, desde ahí, establecer un diálogo a cuatro bandas donde el oyente puede disfrutar del jazz. Como sucedió en la sala de la calle San Prudencio en la última jornada del Festival Internacional de Jazz de Vitoria.
La tarde empezó con el 'I Mean You' de Thelonious Monk, donde el trío hizo gala de su categoría. Las ráfagas pianísticas del líder -formal, con americana azul- , las sólidas y dinámicas líneas del contrabajo -con unas pintas 100% de hipster barbado, de rastas en moño, pantalones piratas y sandalias- y las intrincadas articulaciones baterísticas de Parker construyeron entre o clásico y lo contemporáneo. Pero jazz sólido y gratificante.
Fabrizio Bosso, el deseado trompeta, salió en la tercera pieza, para dar rienda suelta a un repertorio de cromatismos, sobreagudos, sutiles brisas sonoras y poderosas frases. Y la gente aplaudió con todas las ganas que tenía guardadas. Con mucho fundamento.
Hubo en el teatro más material de T.S. Monk, pero también un homenaje al gran pianista Mulgrew Miller, fallecido con sólo 57 años hace un lustro, a través de su 'Giant Steps'. Hubo mucha música, detalles para comentar durante días y hasta un espectáculo dentro del concierto, a cargo de Leon Parker. Capaz de generar toda una paleta rítmica con baquetas, macillos, escobillas, manos y combinaciones de estos medios, quien ha trabajado con el pianista Jacky Terrasson o el guitarra Charlie Hunter llegó incluso a percutirse el pecho mientras hacía scat, muy a lo Bobby McFerrin.
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