Niño de Elche (Francisco Contreras Molina, Elche, Alicante, 1985), sembrador de controversias y contraatacado con lógica por los puristas del flamenco, es un sujeto que mantiene simultáneamente varios proyectos, grupos y repertorios distintos. Pero ayer, sin su guitarrista habitual, Raúl Cantizano y acompañado por el ... trío gallego Sumrrá, salió ganando.
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Gracias a semejante nuevo envoltorio sus ruiditos guturales, grititos, lamentos y gárgaras (literalmente), grotescos al ser comparados con los quejíos y las fatigas flamencas, pueden ser naturalmente asociados al free jazz y/o al spoken word (los recitados). Así, escoltado por Manuel Gutiérrez al piano, Xacove Martínez Antelo al contrabajo y Lar Legido a la batería, con Contreras sentado en el centro de la escena, facturó en 68 minutos 7 temas que conformaron el mejor concierto que hemos visto hasta la fecha al alicantino, que han sido muchos y en toda suerte de entornos.
Niño de Elche ha pasado a las alturas institucionales, patrocinadas y subvencionadas, desde las flamencas (donde literalmente no pocos creadores de opinión le odian) hasta las del jazz. Respaldado por el jazz tétrico y en tono menor de los músicos galaicos, a menudo muy bluseros, su personalidad no pareció tan perfilada o destacada en el conjunto como suele ser habitual en él. La gente va a ver al ilicitano iconoclasta, pero en Vitoria estuvo beneficiado de un acompañamiento magnético 'per se', el de Sumrrá. De hecho, habló el bajista Xacove Martínez Antelo y contó que alguien ha dicho que tras 24 años habían adoptado un niño, pero que ha sido al revés: «En realidad hemos sido adoptados, abducidos y acogidos por esta bestia maravillosa que se ha cruzado en nuestras vidas». Y reveló que era la primera vez que tocaban sobre el escenario del festival, aunque como público ya habían estado varias veces, y que esperaban no morir de la emoción.
El músico mediterráneo, alejado del flamenco ortodoxo aunque marcado por él, puso letra a las músicas de los gallegos. Sus indagaciones conjuntas comenzaron con blues siniestro vía Nina Simone. Niño de Elche se dejó llevar por las cadencias Nueva Orleáns como si estuviera reinventando el 'Crawfish' de Elvis Presley y el trío se puso muy flamenco para que cantara sobre estar sin tierra y sin amor y prolongara esos balbuceos que tanta gracia hacen. La quinta fue un blues muy Tom Waits de niños blancos y negros conviviendo en el Misisipi (en este proyecto hay mucho de Nina Simone).
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Tras la sexta, un spoken word absoluto de inspiración religiosa con el pianista Manuel Gutiérrez abonado al virtuosismo y el baterista Lar Legido usando muñecos para emitir ruiditos, habló de nuevo el contrabajista Xacove Martínez Antelo y se despidieron con 'Rosalía de Castro', un tema de su sexto disco al que ha puesto letra el ahora bate ilicitano y que ejecutó en plan blues flamenco de influjo Enrique Morente, remate de una colaboración que ojalá se prolongue en el tiempo.
Tras el cuarteto, el escenario quedó en manos de Michel Camilo y Tomatito en otra entrega de fusión de géneros con el jazz de telón de fondo.
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