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Michael League formó Snarky Puppy con compañeros de la universidad en Texas, allá por 2004. Una década de escasa proyección no pudo con el proyecto, que goza actualmente de una gran salud: más de una veintena de músicos se turnan o suman, según giras u ... ocasiones, para hacer música. Hay en ella funk, groove, rock, soul y, por supuesto, jazz, como va a oír y disfrutar mañana el público de Mendizorroza en la segunda mitad de la velada (arranca Yazz Ahmed a las 20.30 horas), con «casi todas las canciones nuevas, con una onda distinta, fresca». Y siempre es de agradecer que el nombre de un grupo sirva para bautizar a todo un estilo.
– Son ya 18 años de Snarky Puppy. ¿Son muchos para un cachorrito?
– Ja, ja, ja. Sí, pero mentalmente seguimos como cachorros.
– Ha habido varias etapas. ¿Cómo ha evolucionado el grupo?
– Sí, 18 años son muchos y creo que es natural para cualquier banda evolucionar. Para mejor o a peor, ¿no? Ja, ja, ja. Pero cambiar es esencial. Tenemos tantos músicos con tantos intereses distintos que es un lujo, muchas fuentes de inspiración. Cada uno contribuye con lo suyo. Por eso es muy difícil que nos quedemos en un sitio.
– ¿Suman siempre?
– Si uno toca con otra banda durante un año, trae cosas nuevas al grupo. Nunca tenemos el problema de falta de inspiración u opiniones: sobran, ja, ja, ja. Pero esto tampoco es un problema.
– Es usted el líder y principal compositor, pero el proyecto tiene mucho de interacción y de compartir.
– Sí, oficialmente soy el líder. En el primer disco compuse todas las canciones y soy el autor principal en la mayoría de los discos. Pero cada año me veo menos como líder y al grupo más como un colectivo. Siempre voy a ser el líder en cuanto a llevar aspectos logísticos o administrativos, pero al principio era como una democracia... dictadura, ja, ja. Y ahora es más una democracia normal.
– ¿En qué se refleja?
– Por ejemplo, en el disco que vamos a lanzar en septiembre, 'Empire Central', tenemos 16 temas y yo sólo he compuesto cuatro. Con cada año el grupo sabe más quiénes somos y avanzamos juntos.
– El adelanto, 'Trinity', es un buen ejemplo. Combina estilos y detalles que hacen complicado clasificarlo, pero es muy Snarky Puppy.
– Sí, está compuesto por Mark Lettieri, uno de los tres guitarristas de la banda. Tiene su propia identidad, le encantan muchos estilos de música y combina varios géneros en ese tema. Pero al final la banda ya tiene un sonido que hemos desarrollado durante casi dos décadas. Ahora incluso podríamos tocar un tema compuesto por alguien de fuera de la banda y podría encajar. Me da mucha alegría, porque antes de esto, al principio, tenía que componer yo todo.
– Tocaron mucho en bares, bodas o fiestas en sus inicios. ¿Les mantuvo unidos la fe en su propuesta?
– Sí, por supuesto. Este es un proyecto musical que viene del corazón, no algo comercial orientado a ganar dinero.Si no tienes fe, no crees en lo que estás haciendo como algo donde hay sentimiento, no puedes triunfar. Es un camino súper duro, súper largo y tienes que tener fe para poder superar los obstáculos.
– Tras el Grammy por su directo en el RoyalAlbert Hall y su siguiente disco en vivo (en el festival GroundUP), llega 'Empire Central' en septiembre. ¿Cómo va a ser?
– Tiene 16 canciones de 12 compositores distintos. Hemos vuelto al formato antiguo: grabar en un estudio con público invitado, que escucha con cascos, y filmando todo. Es un formato que funciona súper bien. La gente entiende la música en otro nivel cuando puede ver a los músicos haciéndola. Nuestra música es tan visual como auditiva, por eso creo que así se transmite de la mejor manera.
– ¿Y a cuántos músicos va a ver en escena el público de Vitoria?
– Creo que seremos nueve.
– ¿Plantean de forma distinta un festival de jazz, un teatro o una sala de conciertos?
– Cada concierto es diferente. Incluso en dos festivales o en dos teatros. Tienes que customizar el repertorio y la manera de tocar. Al aire libre van a funcionar mejor unas canciones y otras en teatro. Depende del público o de nuestra historia en ese país. Como líder creo que es muy importante ser consciente y relacionar al público y el ambiente para crear una experiencia súper única y súper distinta para ese momento.
– Alguna vez ha dicho que era usted el peor bajista en la Universidad North Texas. ¿Tan terrible era?
– Ja, ja, ja. El primer año, sí. Sin duda. Yo llegué como el último de la clase. En mi barrio no había mucha cultura de música y con menos de 21 años no se podía ir a conciertos en clubes de jazz. Había tocado el bajo menos de un año, sabía algo porque tocaba la guitarra, pero no tanto del rol del bajista. Mi cerebro estaba por adelante de mis manos. Tuve que practicar muchísimo, sobre todo con el bajo acústico.
– Toca usted diversos instrumentos. ¿Cuántos y cuánto practica con ellos?
– Yo diría que toco bien un instrumento, el bajo. Toco otros, como la guitarra, donde me siento cómodo, laúd árabe, varios instrumentos de percusión de Turquía y Marruecos, teclados... Pero con esos otros instrumentos no me siento profesional, sino estudiante. Sé como para poder grabar con ellos más o menos bien, pero no me llamaría percusionista.Intento encontrar momentos para practicar en las giras si vamos en bus. Si volamos, no hay tiempo.
– ¿Un músico es un estudiante eterno?
– Sí, supongo que hay quienes no tienen curiosidad y no quieren investigar o aprender más. Pero no los encuentro mucho, ja, ja. Yo estudio regularmente con profesores privados, pero no soy un caso especial.
– Luego están otros maestros, como el tristemente desaparecido Bernard Wrigth. ¿Cuál ha sido su influencia?
– Bernard tuvo el impacto más profundo en mi música e identidad. Si toco algo bueno, es por Bernard. Era como mi Yoda en la música.Pasé durante tres años mucho tiempo con él, tocando entre tres y seis veces por semana en la iglesia negra o en conciertos. Y hablamos muchísimo, porque él no tenía coche y yo le llevaba.
– ¿Qué le aportó?
– Me siento muy afortunado, porque es fácil ser un músico blanco que toca música negra en Estados Unidos pero sin interactuar con la comunidad negra. La experiencia de ser los únicos blancos en escena y tocar nos formó mucho a varios músicos de la banda.Es como el flamenco en España: puedes aprender escuchando discos o interactuando con los músicos.Y hay mucha diferencia.
– Por cierto, ¿qué tal su reciente experiencia de girar con su grupo junto a Steely Dan?
– Increíble. Probablemente Steely Dan es la banda más influyente en mi manera de componer. Después de tantos años de ser fan y seguidor de sus discos, poder estar con ellos cada noche era un sueño cumplido. Espero que se repita.
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