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Aparcado el contrabajo, más bien olvidado, Íñigo Zárate (Vitoria, 1971) siente estos días ese gusanillo que siempre se agita ante las grandes ocasiones. Después de ... toneladas de trabajo se siente «totalmente satisfecho» del menú jazzístico de la semana que viene y lamenta en lo profundo que todos los condicionantes derivados de la pandemia hayan masacrado el presupuesto y dejado para otra ocasión «muchos proyectos». «Todavía no hemos conseguido hacer el festival que tenemos en la cabeza», dice convencido también de que no cejarán hasta lograrlo.
- En vísperas del estreno, ¿está expectante, nervioso, preocupado...?
- Supongo que un poco de todo eso. También cansado, porque ha sido un año largo y complicado, con un montón de dudas. Y las incertidumbres estresan. El hecho de no tener controladas las cosas... Pero al margen de ese cansancio, también siento expectación y ganas de que llegue el festival y pasar a la fase del disfrute, que parece que le cuesta llegar.
carácter nacional
- ¿Está satisfecho con el cartel?
-Sí, sí. Totalmente. De hecho, no hemos tenido ningún problema para confeccionarlo. Bueno, quizá al principio, alguno que no tenía claro si iba a girar o no. Pero el programa es el que manejábamos desde el invierno. Era el programa que queríamos. Hemos sido previsores de no apostar por cosas que nos planteasen dudas. No hemos ido a por imposibles, sino a por un programa que sabíamos que podíamos llevar a cabo en casi todas las condiciones.
- Sin depender de cómo fuese la pandemia.
- Hasta cierto punto. Que fuese factible en unas condiciones más 'normales'. Así que estamos contentos con el programa.
- Pero no se conoció hasta junio. ¿Por qué tanta tardanza?
- No había seguridad sobre aforos o los espacios en los que nos íbamos a mover. Hasta que no supimos esas condiciones claramente no podíamos anunciar un programa que igual tendríamos que cambiar después. Hemos sido un poco 'segurolas' en ese aspecto.
cartel
- Ha comentado que apenas tuvieron que cambiar su idea respecto al cartel.
- Sí, efectivamente. Y es por eso que tenemos muy pocos artistas internacionales, sólo hay cuatro, si no me equivoco. Es buscando esta estabilidad que decíamos. Pensamos que también era el momento de apoyar a grupos españoles y locales que lo han pasado mal. Es un argumento de peso trabajar con ellos.
- Se deduce entonces que si no hubiese restricciones habrían apostado por un cartel más internacional.
-Sí, este año ha sido muy complicado por las limitaciones sanitarias, pero también económicas. Que las hemos tenido mucho más fuertes que otros años. Han caído mucho las aportaciones de instituciones y patrocinadores. Y además hay que contar que vas a programar casi sin público, sin entradas que vender. El festival no tiene nada que ver en cuanto a presupuesto con otros años.
iradier arena
- ¿Cuánta puede ser la reducción de ese presupuesto respecto, por ejemplo, al año 2019?
- Casi un 60%, más de un 50% seguro. Y si tenemos en cuenta que hay fijos que debemos mantener, la rebaja es muy fuerte. No hemos querido renunciar a nuestros equipos técnicos y personales. Son de máxima garantía y calidad, grandísimos profesionales. Había que estar ahí. No íbamos a cambiarlos por otro personal menos cualificado o más económico. Esta estructura básica había que mantenerla.
- Y en dinero en bruto, ¿cuánto supone esa rebaja?
- La cifra redonda no puedo decir exactamente, primero porque está sin cerrar el presupuesto, nos faltan partidas. Por ejemplo, la venta de entradas no sabemos en cuánto va a quedar. Pero de unos 800.000 a 900.000 euros que solemos manejar en un año normal, esta edición andaremos en unos 300.000 a 400.000 euros, no sé si llegaremos a 350.000.
bajón de presupuesto
- Por eso fueron «segurolas».
- Claro, no teníamos otra opción. Este año había que salir como sea. Somos una asociación sin ánimo de lucro y tenemos que acabar el año sin ganar ni perder. Fuimos conservadores porque hay que afinar muy bien el presupuesto.
- ¿Es importante incluir en las matinales a las escuelas de música, tanto para generar intérpretes como oyentes?
- Sí, es importantísimo. Para que no pase esto de que si se apellidan Smith o son americanos entonces son buenos músicos. Ahí hay un desconocimiento. Y el trabajo a largo plazo es que estos músicos locales se den a conocer aquí y elpúblico les pierda miedo y les vea. Hay que apoyar estos proyectos sí o sí, son de esas cosas que no son negociables.
- Es mala época para festivales. El de Getxo se ha quedado difuminado. Sin embargo, Donosti mantiene una apuesta fuerte.
- Claramente, pero es una coyuntura, una mala época. Todo el mundo ha tenido que recortar por todos los sitios; las empresas han tenido menos beneficios, se ha manejado menos dinero y todas estas aportaciones a la cultura y eventos se han recortado. Mucha gente que lo ha pasado muy mal. Y más que festivales, los músicos y los técnicos. Hay músicos que han vendido sus instrumentos para poder comer en este país, sólo con eso lo digo todo.
- Emigran al Iradier Arena, pero da la impresión de que Mendizorroza también servía. ¿Por qué?
- El traslado es una apuesta institucional que se hace este invierno ante la imposibilidad de trabajar de muchas salas, sobre todo en Vitoria, donde no podían hacer nada. No había sitios para actos culturales por problemas derivados del covid, en cuanto a aforos, ventilación... Las instituciones, con buen criterio, pensaron en crear un espacio para organizar estas actividades. Propusieron a una serie de agentes de la ciudad formar una asociación para gestionar este espacio. Nosotros nos vimos obligados a estar ahí, claramente, porque es un proyecto muy importante para todos. Ahora la situación ha mejorado y se podría hacer de otra forma. Pero nos toca arrimar el hombro. Eso sí, nuestra casa es 'Mendi' y el año que viene nuestra ilusión es volver allí, donde tenemos todo controlado y conocemos el espacio.
- Es que las condiciones acústicas son peores en el Iradier.
- Bueno, vamos a llevar al Iradier el mismo equipo tope de calidad, la mejor posible con los mejores técnicos. Es un equipo que no ha estado nunca en ese recinto y hasta que no lo probemos no veremos qué tal suena. Pero tenemos la confianza de que va a salir un sonido digno, sin ninguna duda.
- ¿Cree que los aficionados lo criticarán o lo entenderán?
- Hombre, después del año que llevamos con el metro y medio, las mascarillas... supongo que todo el mundo entenderá que nadie, ya no solo el festival, se libra de estas normativas y estas necesidades. No es del gusto de nadie, ni del legislador, ni de los aficionados a la música. Es la situación que nos ha tocado vivir. No podemos elegir. Es un año que ojalá se acabe pronto para todos. Nuestros aficionados entenderán cuál es la situación porque es lo que también les toca en el día a día.
- ¿Qué capacidad tendrá, 600 espectadores?
- En este momento estamos en 600 y depende de cómo vaya la venta de entradas y la pandemia valoraremos la capacidad máxima. No lo tenemos claro. El aforo máximo del Iradier es de 2.000 personas pero luego hay que adaptarlo al formato actual, según está el escenario. En realidad no podríamos nunca superar los 1.100 aproximadamente.
- Acaba de concluir el ciclo del Dazz. ¿Qué opinión le merece?
- La verdad es que no he podido verlo, desgraciadamente. Esta semana es criminal para nosotros, la actividad es una locura, de poco dormir y mucho trabajar. Pero cualquier iniciativa va a ser buena.
- Da la sensación de que cuantas más 'ambiente' mejor, ¿no?
- Efectivamente, todo lo que sea promocionar el jazz o la cultura es bueno para todos. Otra cosa es la cantidad de conciertos que hay en Vitoria este verano. Es imposible seguir la pista de la agenda cultural. Pero mejor eso que estar parados, desde luego.
- Antes de la pandemia uno de sus objetivos consistía en atraer a más gente al festival y abrir el jazz a los jóvenes. Imagino que todo ello seguirá vigente, pero un poco al ralentí.
- Sí, tenemos pensadas un montón de cosas nuevas para implementar más adelante, pero este año los escenarios están muy reglados, asientos numerados... Tenemos un montón de proyectos a los que no se ha podido llegar. Queremos salir al aire libre, actividades en escenarios abiertos.
- Lleva desde noviembre del 2018 como presidente de la junta del festival. ¿Ya tiene tiempo para tocar el contrabajo?
- Pues la verdad es que no mucho, lo tengo bastante aparcado, desgraciadamente.
- ¿Y cuántas veces ha sentido la tentación de mandar las labores directivas a la porra y subir a un escenario, que es lo que le gusta?
- Este año alguna sí, je, je, je. Pero bueno, sarna con gusto no pica. Esto lo haces porque quieres y en el fondo disfrutas de lo que estás haciendo y el proyecto nos ilusiona. En realidad, acabamos de entrar y no hemos tenido un año tranquilo. Entramos casi en el 2019, un festival que tuvimos que montar muy rápido, en cuatro meses prácticamente. Y luego en 2020 llegó la pandemia y se nos cayó todo lo que teníamos montado, Y en 2021, con muchas limitaciones. En realidad, todavía no hemos conseguido hacer el festival que tenemos en la cabeza. Cuando llegue la normalidad en 2022 ojalá podamos hacerlo ya.
- ¿Qué destacaría del programa, cuáles son sus apuestas?
- Esta pregunta es complicada porque tenemos un gran programa y está muy equilibrado. A mí me hacen especial ilusión las mañanas. Son la gente joven y hay proyectos de quitar el hipo. El nivel es increíble en la gente joven. Vamos a escuchar muy buena música. Me hace ilusión ver el recorrido futuro que tiene la música aquí. Y luego, entre los más profesionales, gente más consagrada, tenemos la apuesta de los músicos nacionales. El nivel no envidia a ningún país ni ningún sitio. Hay músicos geniales. Toda la programacion del Principal yo creo que es espectacular.
- O sea, apuesta por fijarse en la música y no en los apellidos.
- Bueno, pero es que sí se pueden fijar en los apellidos. Entiendo que igual algunos no son conocidos para un aficionado a la música en general, pero entre los aficionados al jazz son conocidísimos. Y ahí sí que pido un voto de confianza al festival porque yo creo que son muy buenos. A mí sí se me hace la boca agua.
- Si sólo pudiese pagar un día, ¿cuál elegiría?
- ... Pues tengo el cartel delante y no lo sé, no lo tengo fácil. Igual el 15, el 16, el 17... cualquiera de ellos y no sé por qué dejo fuera el 14. Me da igual. Son todos distintos, todos grandísimos músicos.
- Escoja otro día para hacer afición. Para que un neófito se acerque a este estilo.
- Eso está muy claro, porque está pensado. Es el sábado 17. Por la mañana The Sey Sisters, trío que hace soul, blues... Y la segunda parte con Dora Postigo. Ese día está pensado para la gente joven.
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