Empieza el jazz, señal de que poquito a poco vuelve la normalidad. «Cómo me gustaría irme a Vitoria al Festival de Jazz que ha empezado esta noche y después tomarme un chuletón y una copa tranquila en la ciudad», clamaba ayer Alberto Maeso ... en RNE. Desde Madrid suspiraban por la capital alavesa los que no han podido acercarse, pero otros muchos no han dudado en hacer el petate. José Barco y Victoria Mercadé, por ejemplo, llegaban desde Lleida y compartían mesa en el Iradier Arena con Pedro José Labrador y Concha Monterde, zaragozanos que aplaudieron con ganas a Itamar Borochov, trompetista israelí afincado en Nueva York, galardonado con el Premio Letter One Rising Stars 2021,que actuó arropado por Rob Clearfield, al piano; Sam Weber, al contrabajo; y Jay Sawyer, en la batería.
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El alcalde, Gorka Urtaran, no quiso perderse la jornada inaugural del ciclo -patrocinado por EL CORREO-, a la que acudió junto a la concejala de Cultura, Estíbaliz Canto, y al edil responsable de Movilidad y Espacio Público, Raimundo Ruiz de Escudero. Los tres charlaron con el presidente del festival, Íñigo Zárate. El crisol cultural se reflejaba en espectadores como Amancio Teresa Delgado, un elegante compositor de Cabo Verde que reside en Toledo, desde donde viene a Vitoria para disfrutar de melodías inolvidables junto a amigos como Manuel Periales, de San Roque, Cádiz. «Mil kilómetros me he hecho para venir», informaba el simpático andaluz.
Más turistas melómanos. Ismael Marcos y Fran Barcia son gallegos, su acento les delataba. La pareja viajó desde A Coruña porque son estudiantes de música y sus profesores tocaban esa tarde en el festival. Y es que Atlantic Bridge Jazz Project es una formación fundada por el pianista gallego Alberto Conde y el contrabajista Kin García, que cuenta con el talento de virtuosos como Walter White (no se alarmen los amantes de 'Breaking bad', este es un trompetista ingenioso), el guitarrista Steve Brown, el saxofonista Rosario Giuliani y Miguel Cabana, manejando con arte la batería.
Daniel Fernández recorría menos distancia, pero con la misma ilusión de gozar de ritmos improvisados. El joven es de Burgos y adora el jazz. Y en el recinto se codeó, lógicamente, con incondicionales autóctonos de las jornadas como Xabier Añúa, Maite Tregán, Andoni Íñigo y Fernando Sáenz de Urturi que coincidieron en la fila de entrada con Alicia Aliaño y Miguel Peñalver, entre otros.
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