Las colaboraciones en el jazz son la base de muchos de los fundamentos de esta música. Y no sólo porque haya que conjuntar los diferentes instrumentos, como sucede hasta en orquestas que tocan sólo notas escritas en los pentagramas. Por una parte, las improvisaciones de unos inspiran a los demás, para que las interpretaciones puedan sonar fluidas y, además, coherentes. Por otro lado, los músicos no se conforman con escucharse entre sí, sino que lanzan pequeñas guindillas melódicas, rítmicas o armónicas, para ir hacia otros lugares en el multiverso jazzístico. En medio de todo esto, un trío como el integrado por el pianista Aaron Diehl, el bajista David Wong y el baterista Aaron Kimmel se convirtió en cómplice de la saxofonista Melissa Aldana, una figura poderosa y ya conocida en diversos contextos por los aficionados de Vitoria. La chilena sustituía en el programa al cuarteto estadounidense The Bad Plus, que habían cancelado su gira por un problema médico.
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Ante un pabellón de Mendizorroza con una afluencia media de público, el reencuentro con los aficionados alaveses –«un concierto de último minuto», definió la saxo tenor llegada desde Nueva York en el día– sirvió para presentar tanto temas originales como estándares. La propuesta arrancó fluida con 'Conception' de Shearing y mostró composiciones de Diehl como 'Flux Capacitor' (traducido en España como 'Condensador de fluzo' en los filmes de Marty McFly y sus viajes en el tiempo).
Pero las miradas a Monk o un brutalmente celérico 'Tiger Rag' a piano solo fueron algunos momentos destacados en el repertorio preparado contrarreloj. También Aldana expuso su tema 'The Fool' de su último disco.
Los elementos comunes, conocidos hace ya mucho como Real Book, han sido una colección de estándares de grandes maestros que todo el mundo era capaz de identificar y tocar. Tanto para interpretarlos como tales como para emplearlos como vehículo de improvisación. Ahí, en esa tradición de metajazz aumentado, sonaron 'Just In Time' de Irving Berlin o 'Along Came Betty' de Benny Golson, por ejemplo.
Los solos de cada músico tuvieron clase y categoría de muy alto octanaje, maestría y gusto. Melissa Aldana acompañaba las notas con el físico: lo mismo se ponía de puntillas para dar notas altas que doblaba las rodillas para acompañar a frases más graves. El trío se acoplaba a la 'perfección y los cuatro consiguieron superar una prueba que no era nada fácil, para dar forma a una propuesta que logró conectar con el público.
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La saxofonista aportó tanto alma como calor en una velada marcada precisamente por la elevada temperatura. Por momentos, los abanicos hacían parecer Mendizorroza una especie de reunión de mariposas que aleteaban. Delante, un encuentro de grandes músicos.
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