Festival de Jazz de Vitoria

McLorin: «Estoy obsesionada con Camarón de la Isla»

Unos minutos de escucha bastan para darse cuenta de que estamos ante una vocalista que no tiene límites. Puede estirar una palabra, moldearla de forma que resuene poderosa y susurrada. Con rabia o inmisericorde. Con una perfecta vocalización en inglés, francés, occitano o español. Cécile McLorin (Florida, 1989), de madre francesa y padre haitano, se ha erigido como una de las voces del jazz de la última década. Ganadora de tres premios Grammy, esta mente inquieta sobresale por su versatilidad, así como por la teatralidad con la que se desenvuelve en vivo. La artista luce en el Festival de Jazz de Vitoria, a la que le acompañarán el pianista Sullivan Fortner, el bajista Yasushi Nakamura y el batería Kyle Poole. «Son mis amigos, mis profesores y músicos increíbles. ¡Me hace mucha ilusión que los escuchéis!», apunta McLorin, que ha tocado en varias ocasiones en la capital alavesa.

«Me gusta mucho la música y la comida española. Y el arte. Incluso estuve pensando en mudarme a España durante un tiempo». En el ciclo vitoriano, que cuenta con el apoyo de ELCORREO, está programada para cantar el jueves, día 18, en el Polideportivo de Mendizorroza, en una sesión en la que sucederá a Joel Ross.

– ¿Cómo son los momentos previos a salir al escenario? ¿Tiene algún ritual?

– Suelo pasar tiempo con la banda, hablando, riendo. Intento dormir cuando puedo. Y a veces medito.

– Iba para cantante de ópera, ¿cómo descubrió el jazz? ¿Qué música escuchaba en casa?

– De pequeña escuchaba todo tipo de música, incluido jazz. A mi madre le encantaba, así que lo escuchaba mucho.

– En alguna ocasión ha dicho que se obsesionó con 'La leyenda del tiempo'. ¿Le gusta el flamenco?

– Estoy obsesionada con Camarón de la Isla. No puedo dejar de escucharle. Es uno de mis artistas favoritos en cualquier género y disciplina. Otro disco que me encanta es 'Potro de rabia y miel'.

– El público se sorprende en sus conciertos por sus gestos tan teatrales. ¿Está suficientemente explorada la relación entre jazz y teatro?

– Creo que se ha explorado mucho en el pasado. Pero no lo veo desde una perspectiva de un estilo concreto. Pienso en todos los géneros, no solo en el jazz, sino en cualquier tipo de música. Los cantantes que me encantan son los que habitan la canción. Me da igual el género. Y ni siquiera me importa la técnica que tengan. Necesito que la canción se sienta vivida.

– Ganó tres Grammy por 'For One to Love' (2015), 'Dreams and Daggers' (2017), 'The Window' (2018). Casi consecutivos. ¿Cómo han afectado a su carrera?

– Fue increíble y muy emocionante ganarlos. Pero luego hay que seguir adelante y volver a la realidad. La mayoría de mis artistas favoritos nunca recibieron muchos elogios o sólo se produjeron después de muertos.

– Pinta, escribe, canta...

– Dibujo con bolígrafo sobre papel y bordado sobre seda. También llevo un diario todos los días.

– ¿Se puede contar algo sobre esos cuadernos?

– Es superprivado. Contiene mis mejores y peores pensamientos, mis epifanías y mis horrores.

– Actuó en 2017 en el festival vitoriano por última vez con el proyecto 'Women to women'. ¿Todavía quedan pasos por dar en el reconocimiento de las artistas?

– Todavía hay pasos que dar. Pero no quiero victimizarme demasiado. Todos sabemos que aún queda mucho por avanzar en lo que respecta a los derechos de las mujeres en todo el mundo. Pero ahora me interesa aún más ver a mujeres en otros puestos que no solemos ver. Como ingenieras de sonido, productoras musicales, programadoras de conciertos o directoras artísticas, por ejemplo. En definitiva tomando decisiones más allá del escenario.

– Tiene pocos días libres en julio por su gira. ¿Logra descansar entre conciertos?

– Duermo, bordo, paseo... Y me gustaría leer más. También estoy enganchada a 'Rupaul's Drag Race'.

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