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La compositora Mariqa Schneider dirige a la orquesta durante un nsolo de saxo alto. BLANCA CASTILLO
Maria Schneider, una big band con sonido y concepto de hoy

Maria Schneider, una big band con sonido y concepto de hoy

La artista estadounidense presentó diferentes temas de su álbum 'Data Lords', que mira al mundo de Internet y el 'big data', junto con la Oslo Jazz Ensemble

Jueves, 6 de julio 2023, 01:12

Con una veintena de instrumentos, la fuerza y el colorido sonoro de la big band noruega era el vehículo perfecto para las composiciones y arreglos de la directora estadounidense Maria Schneider. La artista de Minnesota tiene ya una larga relación con el público de la capital alavesa, tanto en el marco del festival en Mendizorroza como en el Teatro Principal, donde hizo su primer concierto en la ciudad allá por los años 90, junto a la UMO Jazz Orchestra.

Pero dejemos ahora a aquella formación finlandesa y vayamos a la Oslo Jazz Ensemble y a la música que Schneider ha plasmado en el álbum 'Data Lords', eje de su actuación en Vitoria. La artista explicó a este diario que el proyecto viene de su «preocupación por el 'big data' y lo que está haciendo con nuestro mundo y con nosotros. Creo que es un tema que debería preocuparnos seriamente a todos. La música no sólo refleja el lado oscuro, sino que también es expresiva del lado de la vida en el que nos apartamos intencionadamente de su influencia y volvemos a conectar con el silencio, la naturaleza, el arte y la humanidad».

Esta declaración de principios tuvo una traducción sobre el escenario. Pero antes hubo otra. El director del Festival de Vitoria, Alberto Ibarrondo, prologó el concierto con unas notas de la compositora, en torno a los temas que iba a interpretar, que pasó al castellano para que quienes no son angloparlantes tuvieran unas nociones sobre lo que estaba detrás de las diversas piezas. Como 'Bluebird', en alusión a una de las aves favoritas de Schneider.

O 'Don't Be Evil', con una crítica a los principios teóricos y las actuaciones reales de Google. También la vigilancia de los satélites en 'Sputnik' o las inteligencias artificiales y la falta de comunicación en 'CQ CQ Is Anybody There?', escrita en código Morse. O 'Look Up', que animaba a la gente a levantar las miradas que con demasiada frecuencia apuntan hacia abajo, a la pantalla del móvil.

El concierto no sólo fue contamporáneo en el fondo, sino en la forma, con una aproximación musical enriquecida por solos complejos, técnicos y hasta virtuosos, pero un tanto faltos de emoción para algunos aficionados. Lo cierto es que había fuerza e intención en esa gran máquina sonora que es la Oslo Jazz Ensemble, cuyos integrantes controlan perfectamente las posibilidades de sus respectivos instrumentos. Y algunos, como el primer trombón en hacer su solo, incluso fueron capaces de aportar una cierta teatralidad en el discurso.

Piezas extensas y complejas como 'The Sun Waited For Me' construyeron una actuación con brillo de metales y potencia de orquesta. Pero esa potente suma sonora no fue más allá del set list previsto, ya que aunque la directora y sus músicos agradecieron al público sus aplausos no hubo bises al final. En resumen, un buen inicio para el polideportivo, en una noche con una primera parte más densa, exigente e intensa y una segunda mitad con potencia, expresividad y maestría. Con mucha música, también muy informada y crítica, aunque sin el punto de ironía y hasta cinismo del añorado Frank Zappa.

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