Kassa Overall, flow para poner en pie al Principal

El caso es que en hora y veinte minutos, el estadounidense junto a su banda, Ian Fink (teclados) y Bendji Allonce (percusión), suscribió el concierto más disfrutón de los que se han celebrado este año en el teatro vitoriano, poco acostumbrado al espectáculo. A la media hora de concierto el 'deejay' recorría el patio de butacas corriendo, más tarde se pedía al público que pataleara para hacer ruido y, a la hora del concierto, la banda pedía a la audiencia que se levantara, algo que tras dos años de pandemia marcado por la distancia de seguridad se sentía como una liberación.

También es cierto que hubo quienes aprovecharon el momento para dar la espantada en una escena que recordó a la actuación en el polideportivo Mendizorroza hace cuatro años de Earth, Wind and Fire cuando hubo quienes acogieron con entusiasmo levantarse mientras que a otros no les hizo ninguna gracia. Aunque era una incógnita el planteamiento del batería que ha visitado en numerosas ocasiones escenarios españoles como 'sideman' de artistas de la talla de Dee Dee Bridgewater, Theo Croker, y más recientemente con Vernon Reid y DJ Logic, con su proyecto más personal apuesta claramente por una celebración efectista en la que se le vio como mejor batería que rapero. De alguna manera, ese entusiasmo sorprendió por el contraste con su álbum 'I Think I'm Good', al que la revista Pitchfork le daba un notable alto y elogiaba la forma en la que combinaba «las luchas personales de salud mental» con temas como la discriminación a la población negra. Con ese repertorio más nebuloso a un lado, un punto de chulería y guiños a clásicos como 'Still Dre', Overall se ganaba un recuerdo en el Festival de Jazz de Vitoria como gran animador del regreso al teatro.