Tan sólo una tercera parte del noneto Snarky Puppy, con el líder, MIchael League, al bajo. Blanca Castillo
Festival de Jazz de Vitoria 2022

Muchos ingredientes para un jazz gourmet

La propuesta de Yazz Ahmed y la gran banda Snarky Puppy reverdecieron laureles del festival en un Mendizorroza con más de media entrada

Jueves, 14 de julio 2022

Lo sencillo es complicado. A veces resulta más fácil sumar que simplificar. Pero lo verdaderamente complejo es sintetizar, sobre todo cuando se emplea un buen número de elementos aparentemente inconexos o incluso dispares y se logra un lenguaje propio. Y todo funciona como una voz ... propia. Aunque esa voz sea una trompeta o un fliscorno.

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Así sucede con Yazz Ahmed, nacida en Bahréin pero parte de la escena contemporánea del jazz británico. Es capaz de unir tradiciones árabes con una mirada modal o procesar mediante electrónica sonidos que se transforman en ecos de contemporaneidad. Si a su instrumento sumamos los colores del vibráfono y la irrompible base del bajo eléctrico de 5 cuerdas y la batería, la propuesta es para disfrutar de algo diferente.

Ahmed y sus compañeros aportaron frescura y calidad musical, con rasgos arábigos y modales, así como una atmósfera moderna y con remimiscencias urbanas, tal vez por efecto de la electrónica. Pero bien utilizada, de manera que las especias no se coman al plato. Con una presencia más que notable –quizás un poco excesiva en la mezcla en las zonas más próximas al escenario– de los graves del bajo de David Manington y del bombo de Martin France, la formación estableció diálogos diferentes y fluidos.

Fueron muy diversos viajes a través de un territorio donde el vibráfono de Ralph Wyld y el metal de la jefa de filas. Entretanto, el calor iba haciendo de las suyas, en paralelo con la temperatura musical. Y la visión de un polideportivo con más llenos que huecos recordaba a un gigantesco grupo de mariposas, abanicos en movimiento mediante.

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Yazz Ahmed, durante su concierto en el Festival de Jazz de Vitoria. Blanca Castillo

El set, que arrancó con material del álbum dedicado a grandes mujeres, 'Polyhymnia'. También quiso recordar la artista a todas esas vidas perdidas al cruzar el Meditarráneo, en 'A Shoal of Souls'. Una actuación que ha iniciado otro ciclo en Mendizorroza, con jazz para degustar a lo grande.

Y la segunda parte, con Snarky Puppy, no iba a ser menos. Había expectación por ver en directo a la formación de Michael League. Aunque se trataba de una banda muy distinta, compartió con su predecesora esa capacidad de construir algo de apariencia sencilla, con muchas fuentes y un gran flujo de ideas.

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Los estadounidenses aportaron un sonido potente, una musicalidad colaborativa y una apabullante riada de inspiración cómplice, con matices hasta saborear el deleite de lo fuera de serie. Hora y media de estrenos, con dedicatorias a los trompetistas Clifford Brown o Roy Hargrove y hasta a un amigo riojano del líder. Humor, con comentarios como cambiar el ritmo a una pieza de inspiración flamenca para hacer «la alegría menos alegre de la historia». O explicar que 'Portal' era un candombé de Marcelo, el percusionista argentino. «No sabemos tocarlo, espero que ustedes tampoco. Hacemos nuestra versión», indicaba League.

Electricidad, funk y mucho ritmo se asomaron a un final con dejes del 'Higher Ground' de Wonder pero con el peso de los Red Hot Chili Peppers y muchas más especias. Tantas como detalles de cada uno de los nueve músicos en escena. Toda una velada para disfrutar como gourmets del jazz actual.

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